Ismael «Mayo» Zambada, detenido en Estados Unidos, es uno de los líderes históricos del narcotráfico en México que se ganó el mote de «capo de capos» tras evadir a la justicia por más de cuatro décadas.
Zambada, de 76 años y quien nunca antes había puesto un pie en la cárcel, fue arrestado en El Paso, Texas, junto con Joaquín Guzmán López (38 años), hijo de Joaquín «Chapo» Guzmán, su antiguo socio en el cártel de Sinaloa y quien fue condenado a cadena perpetua en Estados Unidos en un juicio en el que el «Mayo» era coacusado.
Pese a sus esfuerzos por mantener un perfil bajo, el escurridizo capo es considerado por Washington como el «líder indiscutible» del cártel de Sinaloa -una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo- tras la captura del Chapo en México en 2016 y su extradición un año después.
A diferencia de Zambada, Guzmán fue arrestado en tres ocasiones, protagonizando dos fugas en 2001 y 2015, y finalmente enviado a una prisión de alta seguridad en Estados Unidos, país que inundó de drogas desde muy joven.
Varios familiares del «Mayo», entre quienes se cuentan un hermano, dos hijos y un sobrino, también cayeron presos.
Las autoridades estadounidenses lo señalan de controlar gran parte del tráfico de cocaína, heroína, metanfetaminas y fentanilo, y ofrecían hasta 15 millones de dólares por información que llevara a su captura.
Esta cifra supera los 10 millones de dólares que ofrecen por Nemesio Oseguera (el Mencho), líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, la otra gran organización criminal mexicana en guerra con Sinaloa.
– El verdadero jefe –
Zambada inició su carrera criminal trabajando para el cártel de Juárez en las décadas de 1980 y 1990, y en medio del declive de otras bandas formó su propia organización.
Según el centro de investigación Insight Crime, sobrevivió a un atentando en febrero de 2017 presuntamente ordenado por Dámaso López (el Licenciado), otro líder del cártel de Sinaloa quien posteriormente fue extraditado. El ataque también estaba dirigido contra dos de los hijos del Chapo.
Jesús «Rey» Zambada, hermano del Mayo, y el hijo de este, Vicente «Vicentillo» Zambada, supuesto heredero del imperio criminal, fueron testigos en el juicio del Chapo mientras estaban detenidos en Estados Unidos.
Durante el juicio, los abogados del Chapo aseguraron que el proceso era una «farsa» porque el verdadero líder del cártel era Zambada. El abogado Jeffrey Lichtman dijo que el Mayo pagó al expresidente mexicano Enrique Peña Nieto (2012-2018) un soborno de 100 millones de dólares.
Por su parte, Vicentillo manifestó que su padre tenía un presupuesto de hasta un millón de dólares al mes para sobornar a funcionarios mexicanos.
– «Pánico» a ser encerrado –
En 2010, el capo concedió una breve entrevista a la revista mexicana Proceso, que lo fotografió con una gorra y bigote espeso.
En ese diálogo, se conocieron algunos datos de Zambada, como que mide cerca de 1,80 metros y comenzó a delinquir a los 16 años.
También, que en su carrera criminal sintió que el ejército mexicano había estado cerca de capturarlo en cuatro ocasiones, y que terminar encerrado le generaba «pánico».
En la conversación, Zambada declaró igualmente que con su detención o muerte nada cambiaría en el panorama del narcotráfico en México, donde la violencia ha dejado unos 450.000 asesinatos y unos 100.000 desaparecidos desde que en 2006 se declaró una guerra abierta al narco con participación militar.
«Un día decido entregarme al gobierno para que me fusile. Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió», presagió.
Al igual que otras figuras importantes del narcotráfico en México, el Mayo también es protagonista de decenas de corridos prohibidos. Varias de esas canciones narran la naturaleza escurridiza del capo y el tiempo que llevaba en el crimen organizado.
«Pocos lograron la meta y yo sigo al pie de guerra y bien firmes en mi trabajo», reza un corrido titulado «El Señor Zambada». «Son treinta años en el reino, y la gente que tengo, por mí dan la vida», señala otro llamado «Yo soy el Mayo».
Joaquín Guzmán López, con quien fue aprehendido y por el que Estados Unidos ofrecía 5 millones de dólares, se implicó de lleno en el narcotráfico tras el asesinato de su hermano Édgar en 2008.
Desde entonces, él y su hermano Ovidio, extraditado en septiembre de 2023, comenzaron a comprar grandes cantidades de cocaína en Colombia y luego incursionaron en el tráfico de metanfetaminas, según el Departamento de Estado estadounidense.