La elección entre emplearse y emprender es una decisión crucial que enfrentan muchas personas en su carrera profesional.

Ambas opciones ofrecen diferentes ventajas y desafíos, y la elección correcta dependerá en gran medida de los objetivos personales, las habilidades y las circunstancias individuales.



En este artículo de Licelotte Baiges exploraremos los factores a considerar al tomar esta decisión tan trascendental, así como las implicaciones de cada elección. No está orientado a determinar el futuro socioeconómico del sustento, sino mas bien a considerar el estado emocional de las decisiones.

Algunas personas pueden encontrar satisfacción y éxito en una carrera estable como empleado, mientras que otras pueden estar más inclinadas a buscar la libertad y la emoción del emprendimiento. Independientemente de la elección, es importante estar preparado para enfrentar los desafíos y estar dispuesto a adaptarse y crecer a lo largo del camino.



Cualquier persona puede emprender. El emprendimiento no está limitado por la edad, género, origen étnico o nivel educativo. Lo que se necesita es una combinación de pasión, perseverancia, habilidades, conocimientos y recursos adecuados.

Tener una mentalidad emprendedora, es estar dispuesto a asumir riesgos y aprender de los fracasos, ya que el camino a recorrer puede ser desafiante; y deberá explorar por sí mismo oportunidades de crecimiento personal y profesional, para marcar una diferencia en el mercado con ideas innovadoras y creativas.

Aunque se nos ha bombardeado de pronósticos sobre la creciente desaparición del empleo por el auge de la inteligencia artificial, hay que estar consciente de que, cualquiera que sea la fase laboral en que se encuentre o escoja un individuo, deberá desarrollar un conjunto de habilidades de comunicación en el ámbito personal e intrapersonal las cuales hacen referencia inevitable a las mal denominadas “habilidades blandas” -nombre que proviene del inglés soft skills- para poder enfrentar el reto de una economía de mercado con ofertas laborales cada vez más competitivas.

Sea que una persona opte por la ilusión de estabilidad que provee un salario, limitando su autonomía en materia de tiempo, o bien que inicie el camino del profesional independiente con mayor libertad, en cualquier caso, es de vital importancia adquirir competencias comunicacionales y de autogestión emocional para enfrentar los obstáculos financieros, las negociaciones, el manejo del mercado y otras, para el logro de los propósitos comerciales.

Las habilidades comunicacionales son imprescindibles para el éxito de cualquier empleo o emprendimiento, la mayoría de las grandes empresas ya lo han entendido. Estas destrezas te brindan las aptitudes de adaptarte a los desafíos y cambios constantes. Desde la capacidad de tomar decisiones rápidas y efectivas hasta la habilidad de manejar la incertidumbre con tranquilidad.

En cada etapa del emprendimiento se requiere desarrollar dichos talentos. Ya sea que estés buscando financiamiento, estableciendo alianzas estratégicas o construyendo una marca, estas habilidades son la base para el éxito duradero y la libertad financiera.

¿Sigues con el término “habilidades blandas” o lo cambiamos?

La autora es entrenadora Internacional en PNL