Si bien no se establece en el Reglamento de Tránsito ni es una medida obligatoria, los conductores repliegan los espejos laterales del carro para disminuir el riesgo de sufrir un golpe en vialidades estrechas.
En teoría, dicho hábito nos permite ampliar el espacio en la carretera para que los automóviles que circulan puedan pasar sin dañar a los que están estacionados. Sin embargo, no siempre resulta efectivo.
Vamos a decir la verdad: hay conductores que manejan a toda velocidad y realmente no se toman el tiempo de maniobrar con precaución. De cierta manera, el hecho de dejar abiertos los retrovisores los obliga a ser cuidadosos.
¿A qué se debe? Los espejos laterales sirven como un señalamiento de que ahí hay un automóvil aparcado y por lo tanto se debe tomar la distancia necesaria para no golpearlo, empujarlo o rozarlo.
Todo conductor debe respetar la propiedad de terceros y esto implica manejar con la noción del espacio que se dispone para atravesar una calle. Si el vehículo estuviera obstruyendo el paso la situación sería diferente.
Y es que incluso se podría reportar para que una grúa lo remolque o un oficial de tránsito le levante la infracción correspondiente. Pero mientras se estacione en vías permitidas, es importante respetar sus dimensiones.