Muchas personas siguen soñando de adultas con situaciones en la escuela o con exámenes. Un aula sin nombre, un pizzarón delante, sobre la mesa una hoja con tareas: son clásicos del teatro que pone en escena nuestro cerebro cuando dormimos.

¿Por qué ocurre esto? Michael Schredl, uno de los mayores investigadores de los sueños en Alemania, responde con mucha calma a esta pregunta apremiante: en un sueño escolar se trata menos de experiencias concretas en instituciones educativas que de asuntos relevantes emocionalmente en el aquí y ahora, afirma.



«Un sueño siempre mezcla experiencias actuales con cosas que uno vivió anteriormente, siempre y cuando esas experiencias anteriores desaten emociones o sentimientos similares», explica el director científico del laboratorio del sueño del Instituto Central de Salud Mental de la ciudad alemana de Mannheim.

Desde ese punto de vista, la escuela es solo una especie de lámina, sobre la que se puede reconocer el estado de ánimo actual.



«El patrón básico del sueño con un examen es que alguien quiere saber si es capaz, si puede con algo. El sentimiento es: mi rendimiento está siendo observado», señala Schredl.

Es una emoción que puede ser desagradable. Y que no solo se puede encontrar en las aulas. «Este patrón básico no solo lo enfrentamos en la escuela, sino en toda la vida», dice el investigador. «En la vida profesional ya no es el maestro el que nos toma examen, sino el jefe, o los colegas».

Por eso también es posible que quienes fueron alumnos modélicos y siempre estuvieron bien preparados, en la edad adulta sueñen con no saber nada ante una prueba de matemáticas o inglés. «Porque se basa en emociones o sentimientos actuales», sostiene Schredl.

«Cuando uno tiene la sensación de no estar preparado para determinada tarea en el trabajo, eso en el sueño se puede mezclar con una situación de la escuela». Un estudio de Schredl demostró que los sueños sobre exámenes están en el «top ten» de las pesadillas.

El experto Stefan Klein, que escribió un libro sobre los sueños («Träume. Eine Reise in unsere innere Wirklichkeit»/Sueños. Un viaje a nuestra realidad interior), es una de esas personas que sueña mucho con exámenes, a pesar de que nunca tuvo un gran temor a las pruebas escolares.

Pero también él considera: «Sueño con ello en una situación muy determinada de mi vida. Y es cuando tengo temor ante una evaluación». En su caso, se produce típicamente cuando tiene una fecha de publicación de un libro.

«De esa manera, mi sueño me revela algo sobre mí mismo», dice Klein. Durante el día uno muchas veces se convence de que puede manejar bien una situación. Pero el sueño demuestra que sí nos intranquiliza y ocasiona estrés.

«Un amigo muy sabio me dijo una vez: los sueños me dicen cómo me va realmente. Tiene mucho de cierto», dice Klein. «La emoción es el impulsor del sueño».

Queda la pregunta de por qué esa emoción elige justamente la escuela como escenario para esta expresión.

La respuesta es que es un espacio determinante para muchas personas. Allí se dan las primeras valoraciones y uno se enfrenta a las primeras autoridades. «La escuela está tan presente porque en esa época las cosas suceden por primera vez. También porque ahí empezaron algunos problemas. Es una época de emociones fuertes», subraya Schredl.