El presidente de Rusia, Vladimir Putin, afirmó este lunes que «se ocupará» de los soldados ucranianos implicados en una ofensiva en la región fronteriza de Kursk, y aseguró que esa operación no «detiene» el avance de los rusos en el este de Ucrania.
«Hay que ocuparse de esos bandidos que penetraron en territorio de Rusia, en la región de Kursk, y que intentan desestabilizar la situación en los territorios fronterizos en su conjunto», declaró el mandatario durante un encuentro con estudiantes en Siberia.
Estas virulentas declaraciones contrastan con el discurso que, en general, mantienen los altos cargos rusos, que hasta ahora trataban de restarle importancia a la ofensiva que las fuerzas ucranianas lanzaron el 6 de agosto en la región de Kursk.
No obstante, Putin subrayó que Ucrania «no ha logrado la tarea principal que se había propuesto: detener la ofensiva [rusa] en el Donbás».
La captura completa del Donbás, que agrupa a las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk, es una de las prioridades de la ofensiva rusa.
Con su repentina incursión, que agarró por sorpresa a las fuerzas rusas, el ejército ucraniano se apoderó rápidamente de cientos de kilómetros cuadrados y de decenas de localidades en Kursk, hasta que se atajó su avance.
Las autoridades ucranianas afirman que la operación buscaba, entre otros objetivos, obligar a Rusia a redistribuir sus fuerzas implicadas en la ofensiva en el este de Ucrania y enviar soldados a Kursk.
Un objetivo que no parecen haber alcanzado, pues el ejército ruso aceleró su avance en el este de Ucrania y casi a diario ha anunciado la toma de nuevos pueblos. Actualmente, se encuentra a menos de diez kilómetros de la ciudad de Pokrovsk, un importante nudo logístico.
Según Putin, en cada uno de sus ataques, las tropas conquistan varios kilómetros cuadrados, mientras que hasta hace poco solo progresaban unos cuantos centenares de metros. «Hacía tiempo que no teníamos un ritmo así en la ofensiva en el Donbás», declaró complacido.
El asalto ucraniano en Kursk ha dejado al menos 31 muertos y más de 140 heridos entre los civiles. Más de 130.000 personas abandonaron la zona a causa de los combates, según las autoridades rusas.
Putin admitió este lunes que los vecinos de Kursk y de otras regiones fronterizas de Ucrania, bombardeadas con regularidad, «soportan dificultades».