El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, viajó el jueves a Haití para evaluar los avances en la lucha contra las pandillas armadas que se han apoderado de gran parte de la empobrecida nación caribeña, devastada por la violencia.
La visita de Blinken se produce en un «momento crucial» para Haití, dijo a periodistas Brian Nichols, principal diplomático estadounidense para el hemisferio occidental.
Blinken, el funcionario estadounidense de más alto rango que viaja a ese país desde 2015, llega dos meses después de que Kenia enviara un contingente de agentes policiales para lanzar el inicio de una misión internacional largamente esperada que tiene por objetivo restablecer el orden.
Una vez en el país, Blinken se reunirá con miembros de un consejo gubernamental de transición, recientemente instalado con apoyo regional para llenar el actual vacío político en Haití, donde no se celebran elecciones desde 2016. También, se entrevistará con el primer ministro interino, Garry Connile.
El secretario de Estado «reafirmará el compromiso de Estados Unidos de apoyar al pueblo haitiano y fomentar un Haití seguro y pacífico», dijo Nichols.
Blinken también hablará sobre las formas de garantizar una fuente de financiación más consistente para la fuerza internacional, bautizada Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MMAS).
Mientras los residentes señalan la violencia persistente de las pandillas, que se apoderaron de alrededor del 80% de la capital, Puerto Príncipe, los funcionarios estadounidenses ven signos de progreso, como la reanudación de los vuelos comerciales y la presencia más extendida de los efectivos de la nueva misión.
El gobierno del presidente demócrata Joe Biden prometió unos 360 millones de dólares para la misión, que incluye apoyo logístico y equipamiento, pero aclaró que no desplegará en el suelo a tropas estadounidenses.
Aunque recibió el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU, la última intervención en Haití deliberadamente no se puso bajo la bandera de la ONU debido a las malas experiencias de esfuerzos anteriores.
La Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití, desplegada entre 2004 y 2017, se vio empañada por acusaciones de abuso sexual por parte de las fuerzas de paz y por la introducción accidental del cólera, que mató a unas 10.000 personas.