Lo que en un principio se concibió como un complejo de rascacielos con vocación turística y residencial para fomentar el desarrollo de inversiones en el malecón de Santo Domingo en la avenida George Washington, hoy, 19 años después, se ha convertido en un proyecto en decadencia, con poco movimiento comercial y escasos atractivos.
El Malecon Center, inaugurado en septiembre de 2005, se proyectó como el símbolo de una nueva etapa de progreso para el malecón, pensado para el disfrute del público, como atractivo turístico tanto para nacionales como extranjeros, y como una opción residencial para quienes valoran vivir cerca del mar.
Este complejo está conformado por tres torres residenciales: dos de 31 y 32 niveles y un hotel de 22 pisos, construido por el ingeniero Jesús Rodríguez Sandoval. En sus primeros años, albergaba restaurantes, cines, tiendas de renombre y salones para eventos, todo en una zona con una impresionante vista del mar Caribe, a pocos minutos del centro de la ciudad.
Detalla Adalberto de la Rosa en el Diario Libre que durante su apogeo, fue uno de los espacios más frecuentados por los residentes de la capital. Sin embargo, con el tiempo, los gustos de los ciudadanos cambiaron, atraídos por nuevas ofertas y el auge de los centros comerciales.
El estado actual
Diecinueve años después de su inauguración, Malecon Center muestra una cara muy diferente, con poca actividad comercial. Sus largos pasillos están desprovistos del bullicio de otros tiempos, y pocos son los que transitan por ellos.
En los negocios que aún permanecen en las solitarias galerías, apenas se ve a uno o dos vendedores, cuyas mercancías envejecen por falta de interés. Los establecimientos de alimentos y bebidas muestran más sillas vacías que clientes.
El mayor flujo de personas se concentra en las instituciones estatales que operan allí, como una sucursal del Banreservas, una oficina de la Dirección General de Migración, otra de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), donde funciona la Unidad de Investigación de Delitos Tributarios, y una oficina de la Procuraduría General de la República.
Gran parte de los locales comerciales permanecen cerrados, con carteles que dicen «Se vende» o «Se alquila». Al parecer, algunos negocios se mudaron, quebraron o nunca llegaron a ocuparse. Diario Libre no pudo obtener información sobre la situación de los residentes en las torres residenciales
En los tres niveles comerciales, algunos locales aún están operativos como oficinas, salones de belleza y tiendas de artículos. Sin embargo, el cine cerró hace tiempo y las fuentes que adornaban los pasillos ya no tienen agua. Las piletas vacías solo viven en el recuerdo de quienes alguna vez las vieron en funcionamiento.
Parte de la fachada, con hierros oxidados por el salitre y pintura desgastada, muestra un Malecon Center triste, sin la vitalidad de antes. Esto también se refleja en la maraña de hierros viejos y en el maloliente estacionamiento.
Muchos de los atractivos del Malecon Center han desaparecido, y se sabe poco de los planes para su reactivación. Diario Libre intentó entrevistar a los responsables del proyecto durante casi un mes, pero no fue posible. La respuesta fue que el complejo opera bajo la gestión de tres consejos, y aún no se había autorizado la conversación con los medios de comunicación.