Israel anunció que golpeó este lunes más de 1.300 objetivos del movimiento islamista Hezbolá en el sur y el este de Líbano, unos bombardeos que dejaron 356 muertos, incluyendo 24 niños, pese a los llamados de la comunidad internacional a la moderación.
El ejército israelí también anunció un ataque en Beirut que, según una fuente próxima a Hezbolá, iba dirigido contra un comandante del movimiento proiraní en el sur del país, Ali Karake, número tres del grupo islamista. Sin embargo, según Hezbolá, el comandante está «bien» y en un «lugar seguro».
El balance de los bombardeos de este lunes en el sur y el este de Líbano fue de 356 muertos, incluidos 24 niños, y más de 1.240 heridos, en el día más mortífero en casi un año de enfrentamientos transfronterizos, dijo el Ministerio de Salud libanés.
Entre los fallecidos también hay 42 mujeres, indicó el ministerio, cuyo anterior balance era de 270 muertos y más de mil heridos.
En un video, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, recomendó a los libaneses «alejarse de las zonas peligrosas» mientras el ejército termina su «operación» en el sur del país y en el valle de Becá, en el este.
Su homólogo libanés, Najib Mikati, denunció un «plan de destrucción» contra su país, y llamó a la ONU y a los «países influyentes» a «disuadir» al gobierno israelí de esta «agresión».
Hezbolá, poderoso actor político y militar en Líbano, abrió un frente en la frontera con Israel hace casi un año, tras el inicio de la guerra en la Franja de Gaza, en apoyo a su aliado islamista Hamás, en el poder en ese territorio palestino.
– «Los bombardeos no paran» –
«Es una catástrofe, una masacre», declaró a AFP Jamal Badran, médico del hospital del Socorro Popular en Nabatiye, una ciudad del sur de Líbano. «Los bombardeos no paran, nos han bombardeado mientras trasladábamos a heridos», contó.
Presas del pánico, miles de familias huyeron de las zonas bombardeadas, según el Ministerio de Salud. La preocupación también cundió en la capital, Beirut, cuyos habitantes y empresas recibieron mensajes de alerta de la administración israelí en sus celulares.
Los fotógrafos de AFP observaron importantes atascos en los alrededores de Sidón, una gran ciudad del sur del país, debido a los centenares de coches llenos de familias que intentaban abandonar la zona.
El ejército israelí indicó en un comunicado que había «golpeado más de 1.300 objetivos en Líbano en las últimas 24 horas», incluyendo «edificios, vehículos e infraestructuras».
«Apuntamos principalmente contra las infraestructuras de combate», declaró el jefe del Estado Mayor del ejército, Herzi Halevi, que afirmó que sus tropas «se preparaban para las próximas fases» de la operación.
Por su parte, Hezbolá afirmó que lanzó «decenas de cohetes» contra dos bases israelíes «en respuesta a los ataques del enemigo israelí en el sur y en [el valle de] Becá», tras haber apuntado contra otros tres objetivos israelíes por la mañana.
– Sirenas en Haifa –
Al final de la tarde, las sirenas de alarma sonaron en la ciudad de Haifa, en el norte de Israel, cuyos habitantes se precipitaron hacia los refugios antiaéreos. El domingo, algunos cohetes impactaron por primera vez en las inmediaciones de esa ciudad.
«No tengo miedo por mí sino por mis tres hijos», comentó Ofer Levy, un funcionario de aduanas de 56 años, vecino de Kiryat Motzkin, en el norte de Israel. «Ningún país puede vivir así», añadió.
Los duelos de artillería entre Hezbolá y el ejército israelí se multiplicaron desde las olas de explosiones de bíperes y walkies-talkies utilizados por miembros de Hezbolá, atribuidas a Israel, de la semana pasada, que dejaron 39 muertos y casi 3.000 heridos en bastiones de la milicia en Líbano, según las autoridades.
Irán, aliado de Hezbolá, advirtió el lunes a Israel de «las consecuencias peligrosas» que tendrán sus ataques en Líbano, y el movimiento islamista palestino Hamás denunció una «agresión salvaje».
– Provocar el «caos» –
Frente a esta escalada, Estados Unidos, principal aliado de Israel, exhortó a sus ciudadanos a abandonar Líbano.
El presidente estadounidense, Joe Biden, reiteró este lunes que está «trabajando para lograr una desescalada».
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se mostró «muy preocupado por la escalada de la situación y por el gran número de víctimas civiles, incluidos niños y mujeres», según su portavoz, Stéphane Dujarric.
Por su parte, Egipto solicitó el lunes la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU, Irak pidió una reunión urgente de de los países árabes coincidiendo con la Asamblea General de Naciones Unidas y Turquía acusó a Israel de querer provocar el «caos» en la región.
La guerra en la Franja de Gaza estalló el 7 de octubre de 2023 tras el ataque del movimiento palestino Hamás en Israel, en el que murieron 1.205 personas, según un balance de AFP basado en cifras oficiales israelíes.
De los 251 secuestrados durante la incursión islamista, 97 siguen cautivos en el estrecho territorio, de los cuales 33 fueron declarados muertos por el ejército israelí.
La ofensiva israelí causó la muerte de al menos 41.455 palestinos, según datos del Ministerio de Salud de este territorio gobernado por Hamás, considerados fiables por la ONU, y un desastre humanitario.