Las lluvias anormales caídas sobre gran parte del territorio dominicano, incluyendo Santo Domingo, Santiago, Puerto Plata, Bonao, Nagua, la Línea Noroeste, y casi todo el país, fruto de los impactos directos del cambio climático, lluvias que generan severas inundaciones, erosiones y peligrosos deslizamientos de taludes, así como la solicitud de la población para intervención de las obras manteniendo el servicio operativo normal, para no afectar a los conductores, usuarios y ciudadanos en sentido general, contribuyen a que los cronogramas de avances de ejecución y conclusión de trabajos contratados se vean ralentizados mucho más allá de lo originalmente estimado, según la opinión del ingeniero Osiris de León, quien preside la Comisión de Supervisión de Infraestructuras Públicas ante el Cambio Climático.
De León expresó que la República Dominicana es un territorio tropical donde generalmente llueve de manera anormal, principalmente entre mayo y noviembre, pero que el cambio climático ha incrementado la torrencialidad de las lluvias, pues hoy día es usual ver caer 50, 60 y hasta 80 milímetros de lluvias por metro cuadrado en una hora, lo que se traduce no solamente en inundaciones y en retrasos en los avances de las obras, sino también en repetición de trabajos ya realizados, incluyendo bases, subbases y carpetas asfálticas que no pueden ser colocadas en terreno húmedo, por lo que cada vez que una lluvia torrencial anormal impacta una obra en proceso de ejecución, se producen severos efectos de erosión que dañan parte del trabajo ya realizado, y eso obliga a repetir trabajos que estaban avanzados, ya que el agua ablanda las arcillas, las margas y el caliche, al tiempo que erosiona las arenas y las gravas y hay que ponerlas, y todo eso acumula indeseados retrasos que perjudican a conductores, ciudadanos, contratistas y al Gobierno, por lo que en lo adelante muchos cronogramas tendrán que ser reajustados periódicamente, y esos reajustes ser anunciados para conocimiento de la prensa y de toda la sociedad.
De igual modo, expresó que cada vez que un Gobierno atiende un justo reclamo de la población consistente en la remodelación, readecuación, reparación, o ampliación de una obra en servicio, como una carretera, un puente, un paso a desnivel, o un hospital, especialmente aquellos casos donde la población solicita, con justa razón, que la obra siga en servicio y operación, tal y como hoy ocurre en el Km 9 de la autopista Duarte, o como ocurrió en el paso a desnivel 27 de Febrero/Máximo Gómez, o como años atrás ocurrió en la remodelación para reforzamiento estructural sismorresistente del hospital regional universitario José María Cabral y Báez, los trabajos avanzan muy lentamente, porque el movimiento de personas y de vehículos, ajenos al trabajo de ingeniería, obliga a la adopción de protocolos de seguridad muy distintos a los protocolos adoptados cuando el único personal presente en la obra es el personal a cargo de las labores de ingeniería, estando claro que la ejecución o intervención de una obra que no está en servicio puede avanzar hasta 5 veces más rápidamente que una obra que se mantiene en servicio, pues los plazos se calculan considerando trabajos sin interrupciones de tránsito y de personas.
Osiris de León dijo que desde la Presidencia de la República, desde el ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, y desde la Comisión de Supervisión de Infraestructuras Públicas se hacen esfuerzos extraordinarios para completar en breve plazo las obras que están en proceso de ejecución, conscientes de que son justos y son válidos los reclamos de terminación que hace la población, pero solicita la comprensión de la población, porque las lluvias adversas, las inundaciones y la erosión, así como el servicio permanente de las obras intervenidas, ralentizan los avances y la conclusión de las mismas.