Cada 21 de enero, el pueblo dominicano celebra con devoción el Día de la Virgen de la Altagracia, considerada la protectora espiritual del país y cariñosamente llamada La Patrona de Higüey. En esta fecha, cientos de feligreses católicos se congregan en la majestuosa Basílica de Higüey para rendir homenaje a la Virgen, agradecer por los favores recibidos y renovar su fe.
El Origen de la Imagen de la Virgen de la Altagracia
La historia detrás de esta venerada advocación está envuelta en relatos de fe y milagros que han pasado de generación en generación. Aunque existen diversas versiones sobre su origen, todas coinciden en destacar su carácter divino y providencial.
Uno de los relatos más conocidos cuenta la historia de un colonizador español que vivía en una de las islas del Caribe junto a su familia. Durante un viaje para vender su ganado, sus dos hijas le hicieron peticiones específicas: la mayor le solicitó vestidos, cintas y encajes, mientras que la menor, más inclinada hacia lo espiritual, le pidió una imagen de la Virgen de la Altagracia. Para el padre, esta solicitud resultó extraña, ya que nunca había oído hablar de dicha advocación. Sin embargo, confiado en el fervor de su hija, prometió buscarla.
Tras recorrer varios mercados y pueblos sin éxito, el hombre regresaba a casa desilusionado por no encontrar la imagen que su hija había pedido. Durante una parada en casa de un amigo para pasar la noche, compartió su frustración durante la cena, relatando que había cumplido con los encargos de su hija mayor, pero no había hallado ninguna referencia a la Virgen de la Altagracia.
En ese momento, un anciano desconocido, que también se hospedaba en la casa, interrumpió la conversación. Desde un rincón de la sala, afirmó que él poseía la imagen que el hombre buscaba. Ante el asombro de todos, el anciano entregó al viajero una pequeña y hermosa pintura de la Virgen de la Altagracia. Según la tradición, este encuentro fue visto como un milagro, y el anciano desapareció misteriosamente después de entregar la imagen, dejando una profunda impresión en los presentes.
Un Legado de Fe y Tradición
La devoción a la Virgen de la Altagracia se ha mantenido viva a lo largo de los siglos, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y protección para los dominicanos. Su imagen, que representa a la Virgen María en un acto de ternura y humildad, es custodiada en la Basílica de Higüey, un templo que se ha convertido en uno de los principales centros de peregrinación religiosa del Caribe.
Cada 21 de enero, miles de personas acuden al santuario para rendir tributo a la Virgen, llevando ofrendas y realizando promesas en agradecimiento por los milagros atribuidos a su intercesión. Esta celebración no solo es un acto de fe, sino también una manifestación de la identidad cultural y religiosa de la República Dominicana.