El reciente desalojo en el kilómetro 9 de la autopista Duarte, llevado a cabo por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), representa un paso significativo en la recuperación de espacios públicos en República Dominicana.
Por décadas, lo que debió ser un área verde destinada al esparcimiento y la convivencia social fue transformado en un mercado improvisado, plagado de arrabalización e inseguridad. Este lugar, autorizado por la alcaldía de Santo Domingo Oeste para uso comercial, se convirtió en un punto de conflicto que afectó tanto la estética como la seguridad de la zona.
Un lugar dominado por el caos
Ambientalistas y líderes locales señalaron repetidamente que este espacio público fue cedido de manera cuestionable a grupos identificados como “padres de familia”, convirtiéndolo en una “olla de grillos” repleta de vendedores informales, tanto dominicanos como haitianos. Las condiciones insalubres y el aumento de la delincuencia, con frecuentes atracos a transeúntes, hicieron del kilómetro 9 un punto crítico para la seguridad ciudadana.
El desalojo: Una acción postergada por años
El MOPC, a través de la Unidad de Control de Derecho Vial (Codevial), aprovechó una madrugada reciente para realizar el desalojo, un operativo que enfrentó resistencia debido a las décadas de ocupación y las implicaciones políticas que conllevaba. Los ocupantes, tras años de usurpación, debieron ser compensados, lo que añadió una capa más de complejidad al proceso.
Este desalojo no es un caso aislado. Otras acciones similares, como la eliminación de la famosa “Pulga” del kilómetro 12 y la limpieza de Los Coquitos, también han devuelto espacios públicos a los ciudadanos, aunque aún queda mucho por hacer.
Impacto de la ocupación en el entorno
- Seguridad comprometida: El puente peatonal y las áreas circundantes eran escenarios de constantes atracos.
- Condiciones insalubres: La acumulación de desechos y la falta de higiene eran constantes.
- Pérdida del espacio público: La cesión irregular a grupos privados perjudicó el bienestar colectivo y limitó las áreas de recreación en Santo Domingo Oeste.
Un llamado al futuro
El desalojo del kilómetro 9 marca un precedente en la lucha por recuperar los espacios públicos, pero evidencia la necesidad de que las autoridades locales prioricen el bienestar colectivo sobre intereses particulares. El desafío ahora es garantizar que estas áreas sean habilitadas y preservadas para el disfrute de todos los ciudadanos, fomentando la seguridad, la limpieza y el uso adecuado del espacio.