Es el año 2025, pero para muchos dominicanos parece que el tiempo se ha detenido en cuanto a los problemas que afectan al país. Las promesas de cambio, esas que llenan los discursos de campaña, se diluyen al enfrentarse a la cruda realidad: los apagones, las calles en mal estado, la basura que adorna las esquinas, una educación insuficiente y una delincuencia que mantiene a los ciudadanos en constante temor.
La historia de nunca acabar
Cada cuatro años, los candidatos políticos ofrecen soluciones «definitivas». Se habla de energía 24/7, de modernizar la educación, de un plan integral para la recogida de basura y de combatir la inseguridad con tecnología de punta y reformas estructurales. Sin embargo, las calles siguen llenas de hoyos, la luz se va en los momentos más críticos, y las familias viven con el miedo de que un atraco cambie sus vidas para siempre.
El círculo vicioso del abandono
El sistema educativo, que debería ser la base para un mejor futuro, también muestra grietas profundas. A pesar de los fondos destinados, muchas escuelas carecen de infraestructura adecuada, recursos básicos y personal capacitado. La educación sigue siendo un lujo para aquellos que pueden costearla, mientras que la mayoría se conforma con lo poco que ofrece el sistema público.
En cuanto a la basura, esta se ha convertido en parte del paisaje urbano. Planes piloto, contratos millonarios con empresas recolectoras y jornadas de limpieza son apenas parches para un problema que requiere soluciones sostenibles y educación ciudadana.
Apagones: un fantasma que nunca se va
La energía eléctrica, un tema que se prometió resolver desde el siglo pasado, sigue siendo un problema. Los apagones no solo afectan a los hogares, sino también a los negocios, la educación y los hospitales. Las alzas en las tarifas eléctricas también se suman al malestar de una población que no ve retorno en la calidad del servicio.
La delincuencia y la sensación de abandono
La inseguridad se ha vuelto parte del día a día. Desde robos en pleno centro de la ciudad hasta actos violentos en barrios periféricos, los ciudadanos sienten que las autoridades han perdido el control. Las cámaras de vigilancia y las «mesas de trabajo» no han podido frenar una realidad que golpea cada vez más fuerte.
El rol de los políticos: ¿promesas o mentiras?
Es inevitable cuestionar cómo es posible que, a pesar de los recursos invertidos y las promesas repetidas, los problemas sigan siendo los mismos. Muchos señalan la corrupción, la falta de planificación y la ausencia de voluntad política como las principales causas de este estancamiento.
Un llamado a la acción
La República Dominicana necesita un cambio real, uno que no solo quede en palabras. Es hora de que los ciudadanos exijan más de sus gobernantes, de que la sociedad civil tome un rol protagónico y de que se prioricen soluciones sostenibles y eficaces.
Porque no se trata de apagar el fuego con discursos vacíos; se trata de construir un país donde los problemas dejen de ser titulares y se conviertan en historias del pasado.