Rafael Leónidas Trujillo poseía viviendas en toda República Dominicana. Pero siempre le tuvo un aprecio especial a las que tenía en su ciudad natal, que luego fue nombrada por ley “provincia Trujillo” (San Cristóbal), en 1932, dos años después de hacerse con el poder.
El Castillo del Cerro y la Casa de Caoba, además de las que están frente al mar Caribe como la casa de playa en Najayo y la Hacienda María (casa blanca), eran las que más visitaba el dictador en San Cristóbal.
Hoy tres de estas cuatro propiedades están en el abandono, llenas de desechos, con las paredes y techos desgarrados por el tiempo y la mano humana, y algunas con signos de que algunas personas han vivido temporalmente allí. Pocos son los rastros de que algún día Trujillo, su familia e invitados especiales, recorrían los elegantes salones de estas residencias.