A pesar de la “esperanza” por parte del ministro de Energía y Minas, Joel Santos, de que los apagones en el territorio nacional tienen como objetivo mejorar la cobranza e incrementar la energía, y de las palabras del presidente del Consejo Unificado de Empresas de Electricidad (CUED), Celso Marranzini, de que en el 2027 habrá un cambio energético en el país, diferentes sectores del Gran Santo Domingo viven en constante “desesperación” por el alto costo de las facturas eléctricas y el poco suministro que tienen.
“Este país tiene que quemarse”, exclamó un ciudadano que salía de una de las estafetas de pago de la Empresa Distribuidora de Electricidad del Este (Edeeste), al darse cuenta de que los apagones no coincidían con la factura que le llega a su hogar todos los meses.
En el Desayuno con el Listín el economista Celso Marranzini, explicó que fruto del alto déficit, de la necesidad de lograr mayores inversiones en el sistema, y de propiciar que los usuarios eléctrico entiendan que la única manera de mejorar sus circuitos es formalizándose, se decidió dar de tres a cuatro horas de interrupciones, y apuntó que en la actualidad, en muchos circuitos se han reducido los apagones a solo dos horas.
José Delgadillo, el encargado de uno de los tantos repuestos que se encuentran en el sector Villa Juana, indicó que la energía eléctrica se va “unas cuantas veces” en el día y dura para regresar entre 10 y 15 minutos, y que la factura llega con un monto de RD$21,000 hasta RD$23,000 cuando anteriormente pagaban entre RD$15,000 y RD$18,000.
“Los clientes se desesperan porque usted dura más para montarle las cosas. El compresor es con energía eléctrica que trabaja”, dijo Delgadillo mientras sus compañeros discutían sobre cuántas veces se va en la semana la electricidad.
Alexis, otro encargado de repuesto, señaló que para poder hacer las labores diarias en el local tuvo que comprar una planta eléctrica para cuando suspendan el servicio tener cómo “resolverle” al cliente, mientras cada mes la factura le llega de RD$4,000.
“Los sábados dura más para llegar”, dijo Alexis. “Hay sábados que dura todo el día sin la luz, no todos los sábados, pero sí algunos sábados”, agregó un señor que se encontraba en el repuesto.
En el comedor San Miguel, del referido sector (Villa Juana), Nelson Pérez describió como un “arbolito” la situación por la que tiene que pasar todos los días en su puesto de comida. El propietario del comedor dijo que la “factura está muy alta”.
Detalló que solo cuentan con dos freezers, un inversor, tres abanicos, y un extractor, para que el comprobante le llegue de “6 mil y pico”.
Detrás de unas verjas protectoras en el sector Villas Agrícolas, se encontraba Altagracia García, que explicó que todos los días se va la energía eléctrica. “Ahora mismo no hay luz. Se fue a las 8:00 de la mañana (eran las 10:39 de la mañana cuando dio la información). Quizás llega a las 12:00 de la tarde”.
Según García, el monto que pagaba anteriormente eran de 2 mil pesos, pero que actualmente está pagando 5 mil pesos.
La mañana de este lunes en el sector de Villa Altagracia moradores se lanzaron a la calle en rechazo a los constantes apagones que se extienden desde las 6:00 de la mañana hasta las 7:00 de la noche.
Protecom
Los residentes de los diferentes sectores aseguraron que no van a reclamar a Protecom calificándolo como un “caso perdido”.
Según la definición que se encuentra en la página web de Protecom, dice que es el organismo dependiente de la Superintendencia de Electricidad que se encarga de atender y dirimir sobre los reclamos de los consumidores del servicio eléctrico, frente a las empresas distribuidoras de electricidad.
“Voy (haciendo referencia a Protecom) y me ponen a dar vueltas y al final no me solucionan nada”, dijo un ciudadano que prefirió que su nombre se mantuviera en reservas.
En el Ensanche Luperón, a pesar de no tener “quejas” con el suministro de electricidad, las facturas están por “los cielos”.
“Me llegó la factura de RD$50,000 y yo les dije que yo no voy a pagar nada, y más o menos me ayudaron”, expresó Celenia de los Santo mientras señalaba que no iba a pagar nada.