San Fernando de Henares, España. El juicio al antiguo máximo dirigente del fútbol español Luis Rubiales por el beso que le impuso a la jugadora Jenni Hermoso después de la final del Mundial-2023 terminó este viernes y quedó visto para sentencia, que puede llegar en semanas.
«Pues con esto, aunque parezca mentira, hemos terminado», dijo el juez José Manuel Fernández-Prieto, después de que Rubiales declinase tomar la palabra en la última sesión de este juicio que se celebró cerca de Madrid desde el 3 de febrero.
Rubiales no hizo declaraciones a la prensa a la salida del tribunal.
El juicio ha de determinar si el ex dirigente de 47 años es culpable del delito de agresión sexual, por el beso, y de coacciones, por las presiones a la jugadora para que le quitara hierro al asunto en vista del escándalo mundial que se formó.
En las conclusiones del juicio, la abogada de Rubiales pidió su absolución porque, dijo, hay pruebas que «acreditan que Jennifer Hermoso dio su consentimiento» al beso, mientras la fiscal mantuvo su petición de pena de 2,5 años de cárcel porque no hay, según ella, ningún «género de duda» de que fue «un beso no consentido».
– Presiones «incontables» –
Los hechos ocurrieron durante la ceremonia de entrega de medallas a las nuevas campeonas mundiales el 20 de agosto de 2023 en Sídney, y las imágenes de Rubiales besando en la boca a la jugadora dieron la vuelta al mundo.
En su testimonio, la número 10 de la selección femenina insistió en que no consintió un beso que estaba «fuera de contexto totalmente».
Asimismo, la actual delantera del Tigres mexicano relató las «incontables» veces que le pidieron que se pronunciara para justificar los hechos.
Una versión contradicha por Rubiales, quien en su declaración el pasado martes dijo estar «totalmente seguro» de que Hermoso consintió al responderle «vale» cuando le preguntó si le podía «dar un besito».
Además de Rubiales, fueron procesados el ex entrenador de la selección española femenina, Jorge Vilda, y dos exdirigentes de la RFEF, Rubén Rivera y Albert Luque, pero solamente por las coacciones a Hermoso.
La fiscalía pide para ellos 18 meses de cárcel.
La fiscal Marta Durántez Gil estimó que «existe coherencia total entre los hechos narrados» por Hermoso y «su comportamiento inmediato y posterior», y criticó una de las líneas de defensa de Rubiales: que la jugadora participó con alegría en las celebraciones del Mundial pese a lo acontecido.
– «¿Hasta cuándo…?» –
El juicio estuvo indirectamente centrado en la noción de consentimiento, y Durántez aprovechó sus conclusiones finales para hacer un vehemente alegato contra la «revictimización» de las afectadas por agresiones sexuales.
En el año 2025, «me produce cierto rechazo (…) tener que seguir preguntando a las víctimas de una agresión sexual por qué se reía, por qué lo celebró», subrayó Durántez en referencia a las imágenes de Hermoso bebiendo champaña o festejando con sus compañeras.
«¿Hasta cuándo vamos a estar exigiendo a la víctima de una agresión sexual un comportamiento heroico?», agregó.
El miércoles, tanto Vilda como los dos exdirigentes de la RFEF negaron haber coaccionado a la jugadora.
Vilda en particular negó haber proferido amenazas cuando habló con el hermano de la futbolista, Rafael Hermoso, en el vuelo de regreso de Sídney, al contrario de lo que afirmó la semana pasada ese familiar ante el juez.
Pero para la fiscal Durántez sí hubo coacciones, porque Vilda y los otros dos acusados «insisten y pretenden obligar (a Hermoso) a hacer lo que no quiere».
Efectivamente, los tres fueron cesados poco después de que Rubiales se viera forzado a dimitir por la enorme presión nacional e internacional.
Durante el juicio, las compañeras de Hermoso en la selección, como la doble Balón de Oro Alexia Putellas, confirmaron las presiones contra la jugadora.