La posible explotación de tierras raras en la República Dominicana ha generado un debate complejo. Aunque estos minerales representan una oportunidad económica y de desarrollo para el sur del país, su extracción implica un proceso industrial altamente contaminante. Esto ha generado preocupación, especialmente por su proximidad al polo turístico de Cabo Rojo, Pedernales.
¿Qué son las tierras raras y por qué son importantes?
Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos esenciales para la fabricación de dispositivos electrónicos, aviones de combate y otras tecnologías avanzadas. Elementos como el disprosio y el neodimio son componentes críticos en productos de alta tecnología, incluidos los aviones de combate F-35, que requieren hasta 500 kg de tierras raras cada uno. Sin embargo, su extracción y procesamiento generan residuos altamente contaminantes, incluyendo material radioactivo y gases tóxicos.
El dilema ambiental y económico
El hallazgo de concentraciones significativas de tierras raras en las antiguas minas de bauxita de Cabo Rojo, específicamente en las áreas de La Mercedes y La Aceitilla, ha reavivado el interés en su explotación. No obstante, el proceso de separación de estos elementos genera un pasivo ecológico considerable. Estos residuos incluyen agua y gases radioactivos que podrían amenazar el ecosistema y las fuentes de agua cercanas, afectando directamente el desarrollo del polo turístico en Pedernales.
El dilema radica en cómo aprovechar estos valiosos recursos sin comprometer el medio ambiente y el turismo local. Ningún país occidental quiere manejar estos residuos en su territorio debido al daño ecológico que causan. Sin embargo, la demanda de tierras raras sigue aumentando debido a su papel clave en la tecnología moderna.
La geopolítica detrás de las tierras raras
La visita reciente del senador estadounidense Marco Rubio a la República Dominicana ha puesto de manifiesto la importancia estratégica de las tierras raras. Actualmente, China controla casi el 50% de los yacimientos globales, seguida por Vietnam, Rusia e India, todos rivales geopolíticos de Estados Unidos. Ante esta situación, Estados Unidos está buscando diversificar sus fuentes de suministro, incluyendo a República Dominicana.
Alternativas para una explotación responsable
El ingeniero Alex Ramírez Marchena propone un enfoque innovador para abordar el problema ambiental. Su propuesta incluye:
– Planta piloto en una ubicación adecuada: Evitar Pedernales como sitio de procesamiento para no afectar el turismo ni las fuentes de agua.
– Uso de recursos locales para tratamiento de residuos: Utilizar la cal, la sal y la radiación solar disponibles en otra región específica del país, que ofrece condiciones ideales para el tratamiento de lixiviados radioactivos.
– Tecnología avanzada: Incorporar nanotecnología y otras tecnologías de China y Estados Unidos para maximizar la eficiencia del tratamiento de residuos.
¿Dónde podría estar la solución?
Ramírez Marchena sugiere una ubicación alternativa a Pedernales que cumple con los requisitos ambientales y tecnológicos para el procesamiento de tierras raras. Aunque no reveló el lugar exacto, mencionó que no se trata de regiones como el Cibao, el este ni Azua. La zona elegida se caracteriza por su clima árido, alta radiación solar y abundancia de cal y sal, componentes cruciales para el tratamiento de residuos.
A tener en cuenta
La explotación de tierras raras en República Dominicana representa una oportunidad económica sin precedentes. Sin embargo, también plantea un desafío ambiental significativo. La clave está en encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente. La propuesta de una planta piloto en una ubicación adecuada y el uso de tecnologías avanzadas podrían convertir a la República Dominicana en un líder en la industria de tierras raras, sin comprometer sus recursos naturales ni su potencial turístico.
El debate continúa, y las decisiones que se tomen en los próximos meses serán fundamentales para el futuro del país.