Cuando se dice que la Generación Z es la mejor preparada de la historia no se hace a la ligera. No sólo el acceso a la información y la educación es más amplia y está más democratizada que nunca, sino que una gran mayoría de la Generación Z considera que invertir en educación es una medida prioritaria para la sociedad.
Motivados por anteriores generaciones, los estudios universitarios y los máster se han convertido en la clave capaz de marcar su futuro, pero tal y como recogen las últimas encuestas, la sobrecualificación de la Generación Z no les ha salvado de un camino completamente distinto al que soñaban.
La Generación Z está sobrecualificada para el mercado laboral
Según datos recogidos por la BBC, en China se ha vuelto de lo más común toparse con graduados en física que terminan trabajando como manitas, filósofos que ahora se mantienen como repartidores, e incluso jóvenes de la Generación Z con doctorados que han terminado trabajando como auxiliar de policía. Sus carreras estudiantiles apuntan mucho más alto, pero la realidad del mercado les ha arrojado a una situación radicalmente distinta.
Con una situación que podría extrapolarse mucho más allá del país asiático, los millones de universitarios que se gradúan cada año se ven abocados a un mercado laboral en el que no hay suficientes trabajos para suplir esa demanda. La única salida que ven los jóvenes de la Generación Z para salir adelante pasa por olvidarse de hasta qué punto están sobrecualificados para esos puestos y rendirse a lo evidente.
Tal y como recoge la profesora Zhan Jun de la Universidad de Hong Kong, «la situación respecto al trabajo está siendo muy, muy desafiante en el continente chino, así que creo que muchos jóvenes tienen que reajustar sus expectativas». Ante el miedo a un panorama incierto, la apuesta sigue siendo estudiar más, pero termina arrojando resultados similares.
Ejemplos como el de Wu Dan, de 29 años y con un grado en finanzas por la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, lo explican a la perfección. No sólo porque haya terminado trabajando como masajista en una clínica deportiva, sino porque según recoge, para muchos de los compañeros Gen Z que la acompañaron al hacer un máster «es su primera vez buscando trabajo y muy pocos han conseguido uno».
Una situación que va más allá de China
A la ya de por sí compleja situación se suma el hecho de que muchas compañías tecnológicas con las que soñaba la Generación Z para el futuro de su carrera están lejos de vivir su mejor momento. Frente a todos los despidos que se han vivido en la industria, la suma de jóvenes intentando hacerse un hueco en el mercado laboral choca con todos esos trabajadores que, por su experiencia, resultan más llamativos para las empresas que cualquier otro joven sobrecualificado para el puesto.
Afortunadamente para muchos de estos jóvenes, ser conscientes de la situación global hace que lidiar con el problema sea mucho menos dramático, recogiendo que ahora que son jóvenes pueden encontrar cualquier otro tipo de trabajo y que, conforme se hagan mayores, ya tendrán la oportunidad de buscar algo más estable y que les satisfaga.
Tal y como apunta la propia Wu Dan, sin embargo, la situación está lejos de ser la ideal: «Están confundidos y sienten que el futuro es incierto. Aquellos con trabajo no están satisfechos con ellos. No saben cuánto tiempo podrán durar en esos puestos. Y si pierden su trabajo actual, ¿qué más podrán hacer?».
Hace apenas un año una encuesta del Eurostat demostraba que la sobrecualificación de los trabajadores en España era la más alta de toda Europa con un 36%. Una cifra que, en cualquier caso, tampoco queda tan lejos del 22% de media que se vive en la Unión Europea. Con una población en la que más del 19% ha cursado grados universitarios y similares, parece evidente que la situación global no apunta a mejorar para la Generación Z y los que vengan detrás.