En pleno siglo XXI, donde los avances tecnológicos y las reformas sociales se presumen de gran alcance, la historia de Mercedes Lucía Sánchez parece sacada de otro tiempo, una triste paradoja en un país que sigue luchando contra el déficit de derechos fundamentales para ciertos sectores de su población.
A los 85 años, Mercedes sigue sin tener una cédula de identidad y electoral, un documento fundamental para ejercer sus derechos civiles, acceder a servicios básicos, y ser parte de la sociedad formal. Esta situación mantiene preocupado a sus familiares, quienes han decidido alzar la voz para exigir que su situación sea resuelta.
De acuerdo a Raúl Germán Bautista, Mercedes nació el 13 de diciembre de 1939 en un contexto en el que, en muchas zonas del país, los procesos de registro civil no eran tan accesibles ni eficientes como hoy. A pesar de los avances en la mejora de la infraestructura del sistema, ella no fue registrada en su momento, lo que la ha mantenido en una sombra legal durante toda su vida. Esta falta de una cédula de identidad limita el desarrollo social, pero el caso de Mercedes resalta por la edad avanzada de ella, que a pesar de haber vivido más de ocho décadas en el país, no tiene acceso a los derechos más básicos que el gobierno otorga a los ciudadanos.
Sin la cédula, Mercedes no puede acceder a servicios médicos del sistema público, no puede recibir atención en instituciones de salud, ni tampoco beneficiarse de programas sociales del gobierno. Esto, en un país donde las políticas públicas de salud y bienestar están íntimamente ligadas a la documentación oficial, coloca a Mercedes en una posición de vulnerabilidad extrema.
Joseline, la hija de Mercedes, es quien ha decidido romper el silencio en torno a esta injusta situación. A través de un mensaje enviado a N Digital, ha logrado visibilizar el caso de su madre y se ha dirigido a las autoridades competentes para pedir ayuda.
“Estamos luchando para que mi mamá pueda tener, al menos, lo más básico: su cédula, que le permita acceder a todos esos derechos que merecemos como ciudadanos”, dijo Joseline.
Relató que, a pesar de los esfuerzos por registrar a su madre en el pasado, las respuestas de las autoridades del Registro Civil no han sido positiva. En varias ocasiones, les dijeron que el proceso estaba pendiente, pero nunca llegaron a concretarlo. A medida que Mercedes envejece, la situación se vuelve más urgente, y la hija teme que, en algún momento, sea demasiado tarde.
En República Dominicana, la cédula de identidad y electoral es mucho más que un simple documento de identificación. Es la llave que abre las puertas a todos los derechos que le corresponden a un ciudadano: acceso a atención médica, educación, pensiones, programas de ayuda del Estado, entre otros. Para las personas adultas mayores como Mercedes, la cédula es esencial para garantizar que puedan gozar de los servicios de salud que necesitan, así como de otros beneficios sociales vitales para su bienestar.
Sin embargo, para aquellos que nunca fueron registrados en el sistema, obtener este documento no siempre es sencillo. Los trámites burocráticos y los obstáculos administrativos a menudo dejan a miles de personas fuera del sistema, condenadas a vivir al margen de los derechos que les corresponden por ley.
Ante esta situación, la familia de Mercedes hace un llamado urgente a las autoridades nacionales. “Esperamos que el presidente de la Junta Central Electoral, Román Andrés Jáquez Liranzo, o incluso la primera dama, Raquel Arbaje, quien ha estado tan comprometida con las causas sociales, puedan ayudarnos a que mi mamá reciba su cédula antes de que sea demasiado tarde”, expresó Joseline.
El caso de Mercedes no es único. Existen miles de dominicanos que viven fuera del Registro Civil, sin acceso a servicios médicos, sin participar en los programas de ayuda del gobierno, y, en muchos casos, sin poder acceder a una pensión o subsidios que les correspondan. Sin embargo, la familia de Mercedes sigue con la esperanza de que este problema pueda resolverse antes de que su madre sea una estadística más en el sistema, sin haber tenido la oportunidad de vivir una vida con los derechos que le corresponden por ser ciudadana.
Mercedes, que en su vida ha enfrentado tantas dificultades, aún mantiene la esperanza de obtener su cédula y recibir la dignidad que se le ha negado durante tanto tiempo. La familia y amigos de esta mujer de 85 años continúan luchando con el mismo fervor por su derecho a existir oficialmente, por su derecho a ser reconocida.
La petición sigue siendo clara y urgente: que se resuelva la situación de Mercedes Lucía Sánchez, para que esta mujer, que ha vivido más de ocho décadas en este país, pueda tener lo que es suyo por derecho.