El avance del modernismo ha traído consigo una serie de transformaciones que han impactado profundamente la relación entre el deporte y el medio ambiente. En la búsqueda de mayor producción y desarrollo, el mundo ha experimentado cambios físicos y químicos que han generado problemas ambientales como la deforestación, el cambio climático, la contaminación en sus distintas formas, el aumento descontrolado de desechos sólidos y el calentamiento global. Estos fenómenos no solo afectan a nivel global, sino que también tienen repercusiones directas en espacios específicos, como el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte en Santo Domingo.
El deterioro medioambiental del Centro Olímpico
El ingeniero Juan Ulises García Saleta (Wiche), creador del Centro Olímpico, lo concibió originalmente como un parque deportivo y recreativo, pensado para servir de pulmón verde a la ciudad. En los años 60, cuando solo existían ocho federaciones deportivas en el país, el diseño de este espacio incluía amplias áreas verdes. Sin embargo, con el paso del tiempo y la proliferación de federaciones adscritas al Comité Olímpico (actualmente unas 30), la demanda de infraestructuras deportivas ha reducido las áreas verdes en un 80 %, según mediciones satelitales.
A este problema se suma la construcción de infraestructuras no deportivas dentro del recinto, como estaciones del metro, estaciones eléctricas y cuarteles de seguridad, necesarias para el desarrollo urbano, pero que han contribuido al hacinamiento y la reducción de espacios naturales. Además, el aumento del parque vehicular en las avenidas circundantes ha elevado los niveles de monóxido de carbono, afectando la calidad del aire dentro y fuera del centro.
El impacto de los espectáculos y el tráfico vehicular
El Centro Olímpico es el epicentro del deporte en el país, pero también se ha convertido en un espacio recurrente para la realización de eventos multitudinarios, como espectáculos artísticos, actividades religiosas y políticas. Estas actividades, aunque generan dinamismo y movimiento económico, también traen consigo un incremento de la contaminación ambiental debido al aumento del flujo vehicular.
Como señala Pedro Almonte, del portal Momento Deportivo, la falta de organización en el estacionamiento dentro del Centro Olímpico agrava aún más la problemática. Los vehículos ocupan aceras, áreas verdes y calles perimetrales, convirtiendo el lugar en un verdadero caos durante grandes eventos. La ausencia de un sistema de movilidad eficiente dentro del recinto contribuye a este desorden, afectando no solo la experiencia de los visitantes, sino también el medioambiente del área.
Propuestas para mitigar el impacto ambiental
Para contrarrestar el deterioro ambiental del Centro Olímpico, es necesario implementar medidas urgentes y sostenibles. Entre las propuestas más viables se encuentran:
- Estudio de contaminación atmosférica: Evaluar de manera técnica y rigurosa los niveles de contaminación dentro del recinto.
- Reducción de emisiones de monóxido de carbono: Implementar medidas que limiten la circulación excesiva de vehículos dentro del Centro Olímpico.
- Reforestación y jardinería: Recuperar y preservar las áreas verdes que aún existen, plantando árboles y mejorando la vegetación en el entorno.
- Cese de nuevas construcciones: Detener la expansión de infraestructuras que no sean estrictamente necesarias para la función deportiva del centro.
- Sistema de transporte interno: Establecer un servicio de movilidad interna exclusivo para personas con movilidad reducida, reduciendo así la necesidad de que los visitantes ingresen con sus vehículos.
- Sistemas de purificación de aire: Instalar mecanismos de filtración y purificación de aire en las instalaciones deportivas, para garantizar que los atletas puedan entrenar en condiciones óptimas.
El Centro Olímpico Juan Pablo Duarte es un símbolo del deporte dominicano y debe ser protegido como tal. Si no se toman medidas inmediatas, el deterioro ambiental seguirá avanzando, comprometiendo la calidad de vida de los deportistas y visitantes, y afectando una de las pocas áreas verdes con las que cuenta Santo Domingo.