Elle es una de esas películas que merecen no solo la atención, sino también el homenaje internacional por su valor histórico y artístico.
La protagonista de Titanic logra la mejor interpretación de su carrera al representar a una fotógrafa norteamericana que pasó de trabajar en moda y modelos para Vogue —edición francesa— a documentar con su cámara el Holocausto y la barbarie nazi. Sus fotos fueron rechazadas por la revista francesa, pero publicadas en la edición norteamericana.
Los arcos que desarrolla esta actriz representan una cátedra escénica. La dirección de arte, al reproducir el ambiente bélico de Francia e Inglaterra, es sencillamente impecable.
Las actualizaciones de soporte fortalecen el aporte artístico general. El maquillaje, vestuario y peluquería aportan una autenticidad impresionante, en especial en las escenas en las que la protagonista interpreta a una persona mayor, sumándose a esto los efectos prácticos visuales y la magnífica banda sonora.
Elle es un canto poético y dramático al valor del sentimiento humano y a la crueldad de la guerra. Basada en hechos reales y en la novela biográfica Elle, esta producción —que seguramente llevará a Kate Winslet a las nominaciones de los Premios Óscar 2026— es el tipo de película que marca el alma.
Es una obra de arte que hace cuestionar el desperdicio de tantos millones de dólares en producciones carentes de valor artístico, sin compromiso social y despojadas de cualquier sentido estético. Elle es la revelación de una actitud de responsabilidad profesional con la historia y la vida. Es el tipo de documento audiovisual que devuelve la fe en el arte y en los artistas.