El presidente Donald Trump prolongó este lunes el plazo de la petrolera Chevron para liquidar operaciones en Venezuela y paralelamente anunció que los países que compren petróleo o gas venezolano pagarán un arancel del 25%.
El pasado 26 de febrero el magnate republicano anunció el fin de la licencia que permite a Chevron operar en Venezuela. Luego, el Departamento del Tesoro dio a la compañía plazo hasta el 3 de abril para liquidar de forma ordenada sus operaciones en el país caribeño.
Según la prensa estadounidense, los directivos de la petrolera han intentado convencer a la administración republicana para ganar tiempo.
Sus esfuerzos dieron fruto: el plazo se prolonga hasta el 27 de mayo, según la licencia 41B, emitida este lunes por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC).
Muy amigo de los aranceles, una de sus palabras preferidas, Trump decidió este lunes sancionar a los países que hacen negocios con el gobierno del mandatario venezolano Nicolás Maduro.
«Venezuela ha sido muy hostil hacia Estados Unidos y las libertades que defendemos», recalcó Trump en un mensaje en su plataforma Truth Social.
«Por lo tanto, cualquier país que compre petróleo o gas de Venezuela estará obligado a pagar un arancel del 25% a Estados Unidos sobre cualquier comercio que realice con nuestro país», advirtió.
Caracas rechazó la «nueva agresión» del gobierno de Trump al considerar que viola las normas de comercio internacional.
«Esta medida arbitraria, ilegal y desesperada, lejos de afectar nuestra determinación, confirma el fracaso rotundo de todas las sanciones impuestas contra nuestro país», indicó un comunicado divulgado por la cancillería venezolana.
Venezuela es el tercer país proveedor de petróleo a Estados Unidos, por detrás de Canadá y México, según la Agencia de Información sobre Energía (EIA, por sus siglas en inglés).
En febrero, Venezuela exportó 500.000 barriles diarios a China, 240.000 a Estados Unidos y 70.000 a India y España, según fuentes consultadas por la AFP.
– «Diversas razones» –
Entre las «diversas razones» esgrimidas por Trump para aplicar lo que denomina «arancel secundario» del 25% figuran las migratorias.
«Venezuela ha enviado a Estados Unidos, de forma deliberada y engañosa, a decenas de miles de delincuentes de alto rango y de otros tipos, muchos de los cuales son asesinos y personas de naturaleza muy violenta», se queja sin aportar pruebas.
Cita como ejemplo a la pandilla Tren de Aragua, a la que designó organización terrorista global a su regreso a la Casa Blanca el 20 de enero.
«Estamos en proceso de devolverlos», añade Trump, cuyo gobierno presiona pulso a Maduro para que repatríe a nacionales en situación irregular en Estados Unidos si quiere evitar «nuevas sanciones duras», en palabras del jefe de la diplomacia Marco Rubio.
«Este no es un tema de debate ni negociación. Tampoco merece recompensa alguna», avisó Rubio la semana pasada.
El «arancel secundario» entrará en vigor el 2 de abril, anunció Trump, alargando así la lista de tarifas aduaneras previstas esa fecha.
Sobre todo los llamados aranceles «recíprocos», que consisten en igualar dólar por dólar los gravámenes impuestos a los bienes estadounidenses en el extranjero.
Será el «Día de la Liberación» de Estados Unidos, repite Trump a diario.
La tensión entre Caracas y Washington se extremó hace unos días después de que Estados Unidos invocara una ley de guerra de 1798 contra el Tren de Aragua y enviara en aviones a 238 venezolanos a una megacárcel en El Salvador.
El gobierno de Venezuela lo tacha de secuestro.
Maduro rompió relaciones diplomáticas con Washington en 2019, durante el primer mandato de Trump. Su sucesor, el demócrata Joe Biden, mantuvo contactos puntuales para propiciar la celebración de elecciones presidenciales en julio pasado, que finalmente estuvieron salpicadas de fraude, según Washington y numerosos países.
Trump, al igual que Biden, apoya al opositor venezolano exiliado Edmundo González Urrutia, quien reivindica el triunfo en los comicios de julio y asistió a su investidura el 20 de enero.