De Evelio Díaz Artiles. – La República Dominicana, como nación caribeña con una geografía privilegiada, basa gran parte de su desarrollo económico en dos sectores fundamentales: el turismo y la agricultura. Estos sectores generan millones de empleos y representan una parte significativa del Producto Interno Bruto (PIB).
Sin embargo, el sistema educativo actual no les otorga la relevancia necesaria dentro del currículo escolar, lo que impide que las nuevas generaciones desarrollen habilidades y conocimientos fundamentales para fortalecer y modernizar estas industrias. Por ello, es imperativo legislar para establecer la enseñanza obligatoria del turismo y la agricultura desde la primaria hasta el bachillerato.
1. Formación temprana para un futuro sostenible
La educación en estos sectores desde la niñez fomentaría un sentido de identidad y pertenencia en los estudiantes, permitiéndoles comprender la importancia del turismo y la agricultura en la estabilidad del país. Al integrar estos conocimientos desde edades tempranas, se desarrollaría una población con mayor conciencia sobre el valor de los recursos naturales, la biodiversidad y la cultura dominicana como atractivos turísticos y como base para una producción agrícola sostenible.
Además, la enseñanza de la agricultura contribuiría a garantizar la seguridad alimentaria, incentivando la producción local y la reducción de la dependencia de importaciones. Mientras tanto, la educación en turismo ayudaría a fortalecer la hospitalidad y el servicio, pilares clave para mantener la competitividad del país en el mercado global.
2. Desarrollo de competencias y empleabilidad
Enseñar turismo y agricultura no solo beneficiaría a los sectores económicos en sí, sino que también ampliaría las oportunidades de empleo para los jóvenes, preparándolos para ingresar a un mercado laboral con alta demanda en estas áreas. Actualmente, muchos egresados del sistema educativo enfrentan dificultades para encontrar trabajo, en gran parte porque carecen de las habilidades prácticas que estos sectores requieren.
Al integrar formación técnica y vocacional en estos campos dentro del currículo escolar, los estudiantes podrían graduarse con conocimientos y certificaciones que les permitan acceder directamente a empleos en hoteles, restaurantes, agroindustrias y otros negocios relacionados. Además, se fomentaría el emprendimiento, incentivando a los jóvenes a desarrollar proyectos turísticos y agrícolas propios, como ecoturismo, producción de alimentos orgánicos o agroexportación.
3. Innovación y modernización del sector
La falta de formación en turismo y agricultura limita la capacidad del país para innovar y adaptarse a nuevas tendencias globales. La agricultura enfrenta desafíos como el cambio climático, el uso de tecnología en la producción y la necesidad de prácticas más sostenibles, mientras que el turismo debe evolucionar hacia experiencias más auténticas, ecológicas y digitalizadas.
Si los estudiantes aprenden desde pequeños sobre tecnologías agrícolas,sostenibilidad, gestión hotelera, marketing turístico y comercio internacional, el país podrá contar con una nueva generación de profesionales preparados para modernizar estos sectores, aumentar la competitividad y mejorar la calidad de los servicios y productos ofrecidos.
4. Conservación del patrimonio y conciencia ecológica
El turismo y la agricultura están estrechamente vinculados con el medioambiente y la cultura nacional. La deforestación, la contaminación y la sobreexplotación de recursos naturales pueden poner en riesgo la biodiversidad y el atractivo turístico del país. Al educar a las nuevas generaciones sobre la importancia de la conservación y el uso responsable de los recursos, se fortalecería una mentalidad ecológica que garantice la sostenibilidad de estas industrias a largo plazo.
Además, el turismo en República Dominicana no solo se basa en sus playas, sino también en su historia, gastronomía y tradiciones. La enseñanza del turismo ayudaría a preservar y valorar el patrimonio cultural del país, promoviendo formas de turismo más auténticas y diversificadas, como el turismo comunitario, el ecoturismo y el turismo gastronómico.
Conclusión
Implementar la enseñanza obligatoria del turismo y la agricultura en el currículo escolar no es una opción, sino una necesidad estratégica para garantizar el desarrollo económico sostenible de la República Dominicana. Esta medida permitiría formar ciudadanos más preparados para enfrentar los desafíos del futuro, mejorar la calidad del empleo, fortalecer la identidad nacional y asegurar la competitividad del país en un mundo cada vez más globalizado.
Por estas razones, se hace urgente que el Estado, en conjunto con el sector privado y las instituciones educativas, legisle para incluir estos conocimientos en la formación básica y media, asegurando así un futuro más próspero y autosuficiente para la nación.