Podría decirse, sin temor a exagerar, que no se puede escribir la historia del periodismo literario en la República Dominicana sin mencionar el nombre de José Rafael Sosa. Gestor cultural, periodista, escritor y voz incansable de causas sociales que durante años parecieron olvidadas, Sosa es uno de esos nombres imprescindibles cuando se habla de comunicación con propósito.
A pesar de su habitual negativa a dar entrevistas, esta vez accedió, y en sus palabras se reveló mucho más que una trayectoria: se reveló una visión. “Es un gusto, Geraldino”, comenzó diciendo, para inmediatamente devolver el reconocimiento a su interlocutor, resaltando su papel como precursor en el área de la comunicación.
José Rafael Sosa fue, durante mucho tiempo, una voz solitaria que utilizó los medios disponibles –muchas veces limitadas a una esquinita en un periódico o unos minutos en televisión– para abogar por el medio ambiente y otras causas sociales. Uno de sus reportajes más registrados retrató la odisea diaria de unos niños de San Rafael del Yuma, quienes debían cruzar un río para asistir a la escuela. Su trabajo provocó la intervención directa de figuras como doña Milagros Ortiz Bosch, lo que derivó en una solución concreta al problema.
Lo suyo nunca fue el periodismo cómodo. “No se podía hacer buen periodismo desde un despacho en la capital”, afirmó. Con la cámara al hombro, recorrió pueblos, ríos y montañas, con la convicción de que la realidad se encontraba fuera del estudio, en la cotidianidad de la gente.
Sosa también es un ferviente promotor del libro dominicano. Inspirado por figuras como Rafael Herrera –quien le dio total libertad para escribir sobre el medio ambiente en Listín Diario– y acompañado en muchas ocasiones por Francisco Comarazamy, supo encontrar en la literatura un espacio para comentar, más que criticar, con el objetivo de divulgar la riqueza literaria nacional. “La idea es promover el hecho literario, los autores y las autoras, hablar del contenido, de la edición, de la calidad del libro dominicano, que ha mejorado muchísimo”.
Y no se equivoca. Hoy en día, instituciones como la Fundación Inicia, el Banco Popular, el Banco de Reservas y la Sociedad Industrial Dominicana producen libros de altísimo nivel, verdaderas piezas de arte tanto en contenido como en presentación. “El último libro del Banco Popular es una belleza”, afirmó Sosa, destacando su calidad editorial y el enfoque especializado.
Sin embargo, también hizo una crítica directa al sistema editorial dominicano: “Aunque algunas se llaman editoras, aquí realmente lo que hay son impresoras”, sentenció. Explicó que muchas de estas empresas simplemente diagraman e imprimen los manuscritos que los autores les llevan, cobrando por cada servicio sin involucrarse verdaderamente en el proceso editorial integral.
En resumen, José Rafael Sosa es más que un periodista: es un cronista del alma dominicana, un defensor de los invisibles y un promotor de lo esencial. Su legado no solo está en lo que escribió, sino en lo que provocó: reflexión, acción y, sobre todo, cambio.