Hoy es Jueves Santo día en que la Iglesia Católica conmemora tres pilares fundamentales de la fe cristiana: la institución de la eucaristía, el sacramento de la Orden Sacerdotal y la vida de servicio a los demás.
La celebración marca el inicio del Triduo Pascual, que culmina con la Resurrección de Cristo en la Vigilia del Sábado Santo.
En horas de la mañana, se celebra la tradicional Misa Crismal, presidida por el Obispo Diocesano y concelebrada por su presbiterio. En esta liturgia, se consagra el Santo Crisma y se bendicen los óleos que serán usados en los sacramentos durante el año. Además, los sacerdotes renuevan las promesas realizadas en su ordenación, reafirmando su entrega a la vida consagrada y su misión de servicio.
La institución de la Eucaristía y el mandamiento del amor
Durante la Misa Vespertina de la Cena del Señor, celebrada en horas de la tarde, los fieles reviven el momento en que Jesucristo instituyó la Eucaristía en la Última Cena.
Uno de los momentos más emotivos es el lavatorio de los pies, que recuerda el gesto de humildad y servicio de Jesús al lavar los pies de sus apóstoles. En la liturgia, el sacerdote repite este acto con doce varones que representan a los discípulos, simbolizando el llamado a servir a los demás con amor y humildad.
El altar se presenta con solemnidad, adornado con cirios y manteles, pero sin flores, en señal de recogimiento. Durante el canto del Gloria, las campanas suenan por última vez antes del silencio que acompañará a la Iglesia hasta la Vigilia Pascual.
El traslado del Santísimo y la Hora Santa
Tras la Comunión, el Santísimo Sacramento es trasladado en procesión hacia un altar de reserva, llamado el “Monumento”, donde permanecerá hasta el Viernes Santo. Este acto simboliza la vigilia en el Huerto de Getsemaní y la invitación a los fieles a orar y velar con Jesús en su agonía.
En muchas parroquias se celebra la tradicional Hora Santa, y en algunas comunidades se mantiene la práctica de visitar siete monumentos, recordando los momentos previos a la Pasión de Cristo.
Jueves Santo: día de entrega, vocación y servicio
Este día también se celebra como el Día del Amor Fraterno, recordando el gesto supremo de Jesús que, por amor, se entregó en la Cruz y permanece en la Eucaristía bajo las especies del pan y del vino. Es un llamado a renovar el compromiso cristiano de amar y servir al prójimo.
La Iglesia invita a los fieles a vivir esta jornada con alegría espiritual, recordando que, aunque el Jueves Santo remite al inicio del sufrimiento de Jesús, también es el día en que nos dejó su mayor regalo: la Eucaristía, signo de su presencia viva entre nosotros.
En palabras de la tradición: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. Este Jueves Santo, la Iglesia recuerda esa entrega total de Cristo y exhorta a los creyentes a hacer de su vida un servicio por amor a Dios y a los demás.