Con un discurso cargado de dolor, valentía y esperanza, el Reverendo Diácono Luis Sandy Cabrera Martínez conmovió profundamente a los presentes durante su homilía del Viernes Santo en la Parroquia Espíritu Santo de Villa Mella. Desde el altar, denunció con determinación la indiferencia de las autoridades y de la sociedad frente a la creciente ola de violencia que enluta hogares dominicanos.
Inspirándose en la Tercera Palabra de Jesús en la cruz, Cabrera estableció un conmovedor paralelismo entre el sufrimiento de la Virgen María y el de tantas madres dominicanas que hoy lloran la pérdida de sus hijos víctimas de la delincuencia.
“La vida de ningún joven debería pagarse con nuestra indiferencia. Cada asesinato, cada niño arrebatado por la violencia, es un grito de denuncia contra nuestro silencio y falta de acción colectiva”, declaró con una voz quebrada por la emoción.
“Mientras seguimos atrapados en discusiones superficiales, el crimen sigue cobrando vidas inocentes”, advirtió.
Más allá de una reflexión religiosa, el reverendo lanzó una crítica frontal al Gobierno y a las instituciones, señalándolos por su falta de respuesta ante la inseguridad:
“Las autoridades parecen ausentes, atrapadas en la burocracia o manchadas por la corrupción. La justicia, sencillamente, parece haberse tomado un descanso indefinido”, acusó.
Según Cabrera, esta crisis no solo ha cobrado vidas, sino también la tranquilidad y libertad de toda una sociedad que hoy vive con miedo. Pidió medidas urgentes y políticas públicas reales que enfrenten las raíces de esta problemática: la pobreza, la falta de oportunidades educativas y la exclusión social.
Un llamado a despertar como nación
Al cerrar su mensaje, el reverendo convocó a la unidad nacional para enfrentar este flagelo común:
“Hoy más que nunca, debemos dejar a un lado las divisiones y asumir juntos la lucha contra la inseguridad. El dolor de esas madres debe ser también nuestro dolor. Su causa, nuestra causa”, enfatizó.
Invitó a los dominicanos a transformar el dolor en fuerza, la indignación en compromiso y el miedo en coraje.
“La seguridad no es un lujo, es un derecho que todos debemos defender, por nosotros y por quienes vendrán después”, concluyó.