Madrid.– Un reciente estudio publicado en la revista Science ha revelado que la capacidad de las cobras escupidoras para lanzar veneno a distancia no es una simple rareza evolutiva, sino una estrategia defensiva originada por la amenaza que representaron los primeros homínidos hace millones de años.
El trabajo, realizado por investigadores del Liverpool School of Tropical Medicine, indica que esta habilidad surgió de manera independiente al menos tres veces a lo largo de la evolución de estas serpientes, en África, Asia y Sudáfrica. Esta coincidencia se explica como un caso de evolución convergente, impulsado por una fuerte presión selectiva: la presencia de nuestros antepasados.
Mientras la mayoría de serpientes emplean su veneno para cazar, las cobras escupidoras lo utilizan para defenderse, provocando un dolor ocular instantáneo que puede causar ceguera. Los científicos descubrieron que, junto a adaptaciones físicas como colmillos con orificios frontales, estas cobras desarrollaron una mayor concentración de fosfolipasa A2, una toxina que intensifica el dolor inflamatorio.
Las fechas en que surgió esta capacidad coinciden con hitos en la evolución humana: hace entre 6,7 y 10,7 millones de años en África, cuando se produjo la divergencia entre homínidos y chimpancés, y hace unos 2,5 millones de años en Asia, coincidiendo con la expansión del Homo erectus. Se cree que los primeros humanos, bípedos y con manos libres, comenzaron a usar herramientas y lanzar objetos para defenderse, lo que habría impulsado a las cobras a perfeccionar esta forma de ataque a distancia.
Este hallazgo destaca cómo las interacciones entre especies pueden moldear capacidades evolutivas sorprendentes y revela un vínculo insólito entre la historia humana y el mundo animal.