La Dirección General de Impuestos Internos (DGI) está endureciendo su vigilancia sobre los movimientos bancarios de personas físicas y empresas en la República Dominicana. Según se explicó recientemente en un espacio de conversación, la institución compara los depósitos en las cuentas bancarias de los contribuyentes con las declaraciones fiscales que estos presentan, a fin de identificar inconsistencias y posibles evasiones.
Todo depósito debe estar justificado
De acuerdo con la especialista Pablita Cabrera, todo ingreso recibido en una cuenta bancaria debe tener respaldo documental que explique su origen y propósito. De lo contrario, ese dinero se considerará como un ingreso personal o empresarial no declarado, sujeto a impuestos y sanciones.
Por ejemplo, si una persona recibe una transferencia de 200,000 pesos de un familiar o amigo, y no cuenta con la debida documentación o un concepto claro en la transacción, podría enfrentar problemas legales, incluyendo:
- Investigaciones por delitos tributarios
- Posibles cargos por lavado de activos si se presume que el origen de los fondos es dudoso.
Incluso se citó el caso de relaciones sentimentales donde una persona recibe de manera frecuente regalos o transferencias considerables de su pareja o «sugar daddy». Sin un justificativo formal o constancia de donación, esas transferencias se reputan como ingresos gravables.
¿Y los negocios informales?
El control también alcanza a los negocios informales como mueblerías, colmados y comercios que operan en efectivo o vía transferencias. Aunque algunos evaden aceptar tarjetas para evitar impuestos, los movimientos en sus cuentas bancarias generan registros automáticos ante la DGI. Cabrera indicó que ya no hay forma de ocultar ingresos bajo esquemas informales, debido a las nuevas normativas y a la Ley 155-17 sobre Lavado de Activos, que otorga a la DGI facultades para actuar como ente supervisor.
Fiscalización más agresiva
Actualmente, la DGI está enviando expedientes a la Procuraduría Fiscal en casos donde se detectan irregularidades o evasión fiscal. Según Cabrera, antes estos expedientes no se procesaban con tanta frecuencia, pero la fiscalización tributaria se ha vuelto más agresiva y estricta en los últimos meses.
El mensaje es claro: si realiza movimientos en sus cuentas bancarias, debe justificar su origen y declarar cualquier ingreso, por mínimo o irregular que parezca. De lo contrario, las autoridades pueden iniciar procesos legales que van desde sanciones tributarias hasta acusaciones de lavado de activos.