A dos semanas del trágico colapso del techo de la discoteca Jet Set en Santo Domingo, donde fallecieron 232 personas y 154 resultaron heridas, el lugar se ha transformado en un espacio de duelo y reflexión. Familiares y ciudadanos acuden a las ruinas para encender velas y ofrecer oraciones en memoria de las víctimas, convirtiendo el sitio en un altar improvisado que refleja el dolor colectivo de una nación.
Sin embargo, este lugar de luto también ha atraído a individuos que buscan aprovechar la tragedia para obtener notoriedad en redes sociales. Personas con cámaras y micrófonos se presentan en la zona cero para crear contenido destinado a generar «likes» y «views», incluso llegando a fingir ser víctimas o héroes del desastre. Tal es el caso de Rafael Rosario Mota, alias “Foster”, acusado de hacerse pasar por rescatista, y Alexis José Tejada Santos, conocido como “Bokita RD”, quien afirmó falsamente haber sufrido lesiones durante el colapso.
Esta búsqueda de visibilidad ha generado indignación entre la población, que ve cómo el respeto por las víctimas se ve empañado por el afán de protagonismo de algunos. La presencia constante de personas grabando videos y tomando fotografías ha llevado a las autoridades a establecer una unidad fija en el lugar para mantener el orden y preservar la solemnidad del sitio.
El fenómeno también ha tenido un impacto significativo en las redes sociales. En la plataforma X (anteriormente Twitter), el hashtag #JetSet se convirtió en tendencia en 14 países, acumulando más de 177,100 publicaciones y superando los 4 mil millones de impresiones en menos de 24 horas. Campañas como #JusticiaJetSet ganaron fuerza, reflejando el clamor popular por respuestas y justicia.
Mientras la sociedad dominicana continúa procesando esta tragedia, es esencial que el respeto y la empatía prevalezcan sobre la búsqueda de notoriedad. El Jet Set, alguna vez símbolo de la vida nocturna y cultural del país, ahora representa una herida abierta que requiere sensibilidad y consideración por parte de todos.