Amaury Mo 
Es tan pequeño que pasa desapercibido, pero está presente en casi todas las gorras del mundo. Nos referimos al botón que se encuentra justo en la parte superior, en el punto donde convergen las costuras. Muchos se lo han preguntado: ¿para qué sirve realmente este botón? ¿Es solo decorativo o tiene una función más importante?
El origen de este curioso detalle
El botón superior de la gorra, también conocido como squatchee (término popularizado por el cronista de béisbol Bob Brenly), tiene una función más histórica que práctica. Su propósito original era puramente estructural: unir las seis piezas de tela (llamadas paneles) que conforman la parte superior de la gorra. En otras palabras, el botón ayudaba a mantener juntas las costuras, especialmente en los primeros modelos de gorras, cuando las máquinas de coser no eran tan precisas como hoy.
Función decorativa… ¿y molesta?
Con el paso del tiempo y el avance de la industria textil, el botón fue perdiendo su función estructural, pero no desapareció. Hoy en día, su presencia es más estética que funcional. Es parte del diseño clásico de la gorra y cumple un rol decorativo que da uniformidad al estilo.
Sin embargo, para algunos usuarios el botón puede resultar incómodo, especialmente cuando usan auriculares grandes o cuando reciben un golpe directamente en la cabeza (por ejemplo, los jugadores de béisbol al chocar entre sí). En algunas ligas menores, incluso se han fabricado modelos sin este botón para evitar lesiones.
¿Podría desaparecer en el futuro?
Aunque algunas marcas ya fabrican gorras sin el clásico botón superior, especialmente para usos deportivos, es poco probable que desaparezca por completo. Para muchos diseñadores y fabricantes, representa un sello tradicional que conecta con la historia del accesorio.
A tener en cuenta
La próxima vez que te pongas una gorra, observa ese pequeño botón en la cima. Aunque hoy su rol sea mayormente simbólico o decorativo, su origen nos habla de una época en la que la función dictaba el diseño. Un detalle menor, sí, pero con historia.
José Peguero 
AFP 