Hace ya un tiempo, en medio de aplausos y cámaras, se anunció con entusiasmo la posible construcción de un nuevo puente sobre el río Ozama. Esta estructura, que uniría las calles Manuela Díez, en el sector Mejoramiento Social, con la calle Puerto Rico, en el ensanche Ozama, fue presentada como una solución clave para mejorar la movilidad y el desarrollo urbano en una zona históricamente olvidada de Santo Domingo. Sin embargo, hoy, el proyecto sigue siendo solo eso: una promesa.
La obra formaba parte de un esfuerzo conjunto entre el Gobierno dominicano y la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA). Aquel anuncio inicial vino acompañado de una reunión de alto nivel celebrada en Santo Domingo, donde participaron el ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, Deligne Ascención, y el representante residente de JICA, Sakaguchi Kota. También asistieron otros funcionarios clave, entre ellos los viceministros del MOPC y el director de Puentes, Romer Pérez.
Durante el encuentro, se discutieron los estudios de prefactibilidad y el diseño preliminar del puente. Ascención expresó entonces su gratitud por los más de 60 años de cooperación japonesa en el país, destacando el compromiso de JICA con el desarrollo dominicano. Por su parte, Sakaguchi Kota subrayó la importancia del crecimiento urbano de Santo Domingo y la necesidad de obras como esta para sostener su expansión.
Pero desde entonces, no se ha colocado ni un solo bloque. No se ha vuelto a hablar del puente. No hay fecha de inicio ni cronograma oficial. La conexión prometida entre dos sectores clave de la capital ha quedado en el olvido, como tantas otras iniciativas anunciadas con fanfarria y archivadas sin explicación.
Los residentes de ambos lados del río siguen enfrentando los mismos problemas de tráfico, desconexión y falta de infraestructura que motivaron la propuesta inicial. Para ellos, el anuncio del puente no fue más que otra ilusión pasajera.
En un país donde las obras a medio hacer y los proyectos anunciados con fines mediáticos se han vuelto parte del paisaje, el puente sobre el Ozama se suma a la lista de promesas incumplidas. ¿Llegará algún día? ¿O será otro ejemplo de cómo la burocracia y la desidia pueden enterrar incluso las mejores intenciones?