En una reciente conversación transmitida por el espacio “Almuerzo de Negocios”, se abordó un tema que resuena cada vez más fuerte en la sociedad dominicana: la sensación de pesimismo colectivo, especialmente en el ámbito económico y social. Lo que comenzó como un comentario casual sobre los percances con el tráfico y Google Maps, terminó revelando una radiografía emocional y cultural del dominicano de hoy.
“La cosa está mala”: ¿Realidad o costumbre?
Durante el programa, se destacó cómo frases como “la cosa está mala” se han convertido en parte del léxico cotidiano, casi como una respuesta automática, incluso en contextos contradictorios. Un colmado lleno de clientes, un restaurante abarrotado, y aún así sus propietarios dicen que «la cosa está regular». ¿Por qué? Hay quienes opinan que es una estrategia para no llamar la atención del fisco, mientras otros lo ven como una herencia cultural del pesimismo crónico dominicano.
La trampa de esperar “el momento perfecto”
Uno de los puntos más contundentes fue la advertencia contra quienes esperan “que las cosas estén buenas” para emprender, innovar o actuar. En palabras del conductor: “Si usted se va a sentar a esperar que las cosas estén buenas para activarse, usted está feo para la foto.” Enfatizó que siempre habrá desafíos, y que lo importante es la actitud con que se enfrenten.
La queja como hábito
Varias llamadas del público enriquecieron el debate con testimonios de esfuerzo personal desde la niñez, algunos con anécdotas de caminar grandes distancias para estudiar, trabajar desde temprana edad o luchar por una educación en tiempos mucho más difíciles. Un oyente resumió de forma magistral: “La gente sufre más de quejarse que de preocuparse.”
¿Y la juventud?
Otro ángulo preocupante fue la percepción de una juventud desmotivada, poco dispuesta a estudiar o a aceptar trabajos que no se ajusten a sus aspiraciones inmediatas. Se señaló el rol de las redes sociales en vender sueños distorsionados, donde todo parece fácil y rápido. Sin embargo, también se resaltaron ejemplos positivos como los empacadores del Supermercado Nacional que, con esfuerzo y estudio, hoy son gerentes, empresarios y profesionales.
La importancia de cambiar el enfoque
El llamado principal del programa fue claro: hay que cambiar la mentalidad. Si tienes un techo, salud, empleo y un nivel educativo aceptable, estás en una posición privilegiada en comparación con muchos otros dominicanos. Reconocer esa realidad puede ser el primer paso para dejar la queja y enfocarse en construir, emprender y mejorar.
En conclusión, el problema no siempre está en la economía, sino en cómo la enfrentamos como sociedad. El pesimismo, más que un síntoma de la realidad, se ha vuelto una costumbre. Y como toda costumbre, puede ser sustituida por una nueva: la del optimismo crítico, la acción concreta y la valoración del progreso, por pequeño que sea.
Como se dijo en el programa: “Las cosas siempre están malas… para el que se queja.”