Pocas bebidas han moldeado la historia humana tanto como el café. Esta infusión oscura, aromática y energizante ha acompañado revoluciones, inspirado a artistas y alimentado jornadas laborales durante siglos. Pero, ¿de dónde viene realmente el café? ¿Y cómo se convirtió en una bebida global?
Un origen legendario
La historia del café comienza en las tierras altas de Etiopía, en África Oriental. Según la leyenda más popular, un pastor llamado Kaldi notó que sus cabras se volvían especialmente activas después de comer unas bayas rojas de un arbusto desconocido. Intrigado, Kaldi probó las bayas él mismo y experimentó una inusual energía.
Los monjes de un monasterio cercano empezaron a usar esta “fruta milagrosa” para mantenerse despiertos durante sus oraciones nocturnas. Así, nació la costumbre de preparar una infusión con los granos del fruto: el primer café.
De África al mundo islámico
Hacia el siglo XV, el cultivo y consumo de café se había extendido por Yemen, donde surgieron los primeros cafés públicos, conocidos como qahveh khaneh. Estos lugares eran más que simples cafeterías: eran centros de intercambio intelectual, donde la gente debatía filosofía, poesía y política. La bebida se asoció tanto al pensamiento libre que en algunos periodos fue prohibida por temor a que inspirara rebeliones.
El café llega a Europa
A mediados del siglo XVII, el café llegó a Europa a través del comercio otomano y se popularizó rápidamente. En ciudades como Londres, París y Viena, los cafés se convirtieron en puntos clave para los pensadores de la Ilustración. Se decía que las ideas revolucionarias nacían “entre taza y taza”.
En Inglaterra, por ejemplo, los cafés eran apodados «penny universities», ya que por el precio de una taza, uno podía acceder a discusiones intelectuales de alto nivel. Grandes figuras como Voltaire, Bach e incluso Benjamin Franklin eran amantes declarados del café.
Un imperio global
Con el tiempo, el café se convirtió en un cultivo de importancia mundial. Las potencias coloniales comenzaron a sembrarlo en territorios como Brasil, Colombia, Indonesia y el Caribe, a menudo utilizando mano de obra esclava o forzada. Esta expansión hizo del café uno de los productos más valiosos del mundo.
Hoy en día, el café es la segunda mercancía más comercializada del planeta, después del petróleo. Se estima que se consumen más de 2 mil millones de tazas de café cada día.
Más que una bebida
El café no solo es una bebida: es un símbolo de hospitalidad, una excusa para conversar, un motor cultural. En países como Italia, el espresso es casi un ritual. En Suecia, la “fika” —pausa para tomar café con pastel— es una tradición nacional. Y en América Latina, una taza de café suele acompañar tanto los momentos de celebración como los de consuelo.
A terner en cuanta
Desde sus orígenes en las montañas de Etiopía hasta las modernas cafeterías urbanas, el café ha acompañado a la humanidad en sus transformaciones sociales, culturales y económicas. Su historia es también la historia de cómo una simple planta puede alterar el curso de las civilizaciones.
