En pleno kilómetro 14 de la autopista Duarte, justo frente a la nueva extensión del metro hacia Los Alcarrizos, hay una imagen que por décadas ha generado preguntas a todo el que transita por allí: una casa construida sobre la misma calle. ¿Qué fue primero, la casa o la calle?
La estructura, ubicada en la calle Primera del barrio Independencia, parece desafiar toda lógica urbanística. A simple vista, muchos podrían pensar que se trata de una construcción reciente hecha por alguna figura con poder o dinero. Sin embargo, la historia es mucho más interesante y se remonta a la era de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
Una finca de los Trujillo
Según los residentes más antiguos del sector, la vivienda era parte de una finca que pertenecía a la familia Trujillo antes del ajusticiamiento del dictador en 1961. La casa en cuestión, de dos niveles, se cree que era una casa de veraneo utilizada por Romeo Amable Trujillo, alias «Pipí», uno de los hermanos del dictador. Aunque algunos también atribuyen la propiedad a otro de los hermanos, José Arismendi Trujillo, conocido como «Petán».
Luego del fin de la dictadura y la salida del país de los Trujillo, muchas de sus propiedades quedaron abandonadas y fueron invadidas por personas que se trasladaron desde el interior o por desalojos durante el gobierno de Joaquín Balaguer. Así fue como nació el barrio Independencia, entre los años 60 y 70.
Cuando el progreso llegó debajo
Con el crecimiento del barrio, llegó también la necesidad de trazar calles. Pero la casa ya estaba allí. En vez de derribarla, las autoridades de la época decidieron hacer que la calle pasara justo por debajo de la estructura, convirtiéndola en un paso vehicular poco común. Hoy en día, esta zona no solo sirve como vía, sino también como estacionamiento y punto de encuentro para los vecinos que aprovechan la sombra para conversar y resguardarse del sol.
¿Quién era Romeo Amable Trujillo, alias Pipí?
Probablemente nunca hayas oído hablar de él. Romeo, o Pipí como era conocido, tuvo una vida muy distinta a la de sus hermanos con cargos públicos. No tuvo formación académica ni un oficio definido, pero vivía de su astucia: apostador empedernido, mujeriego, amante de las frituras de barrio y con fama de tramposo.
Entre sus «negocios» se encontraba la compra de propiedades por chantaje, y también la expedición de las famosas «tarjetas de sanidad» para mujeres de la vida alegre, conocidas como las tarjetas de Don Pipí. Estas eran necesarias para certificar que estaban libres de enfermedades y quienes no las poseían, podían ser multadas.
Se dice que solía frecuentar frituras acompañado de amigos, donde comía sin pagar usando el viejo truco de presentar billetes grandes que los dueños no podían cambiar. Les prometía volver a pagar… cosa que nunca ocurría.
Tras la caída del régimen, Pipí se exilió en Miami en noviembre de 1961 y falleció allá en 1970, siendo enterrado sin mayores honores en un cementerio municipal.
La casa sigue allí, desafiando el paso del tiempo y del progreso, como una reliquia de una época oscura pero fascinante de la historia dominicana. Y la próxima vez que pases por el kilómetro 14 y veas esa casa encima de la calle, ya sabrás que debajo de sus cimientos no solo corre una carretera, sino también una historia que muy pocos conocen.
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