En una intervención pública cargada de emociones y declaraciones contundentes, Quirino Ernesto Paulino Castillo denunció que la reciente demolición parcial de su negocio ubicado en la avenida Núñez de Cáceres fue un acto de represalia personal y no una simple acción administrativa del Ministerio de Obras Públicas. El exconvicto y empresario afirma que detrás del operativo hay una vendetta encabezada por un exabogado suyo, hoy asesor del Ministro de Obras Públicas.
Un conflicto que se arrastra desde la prisión
Según sus declaraciones, el origen del conflicto se remonta a los años en que Quirino cumplía condena en Estados Unidos. Durante ese tiempo, asegura que su exabogado, Félix Damián Olivares y Grullón, fungía como informante de la DEA y también como colaborador del expresidente Leonel Fernández. “Trabajaba para una vertiente enemiga”, dijo Quirino, refiriéndose a una supuesta trama para mantenerlo tras las rejas y despojarlo de propiedades.
“Ese abogado era mi informante en la DEA, y a la vez le llevaba informaciones a Leonel para podrirme en una cárcel”, afirmó con tono enérgico.
Denuncia represalias disfrazadas de legalidad
Quirino asegura que la demolición de una estructura que construyó frente a su negocio en Santo Domingo, luego de más de tres años de inversión, es parte de una persecución. “Esperaron que terminara la obra para hacerme la maldad”, dijo, visiblemente molesto.
Aunque admite no haber gestionado permisos formales para la construcción, justifica la obra alegando dos razones: frenar el lodo que entra a su casa desde la vía y crear un parador para sus guaguas del transporte interprovincial.
“Lo hice de día, no fue con dinero robado”, insistió. Agrega que jamás se ha opuesto a la autoridad, pero exige una explicación clara. “¿Cómo voy a detener el lodo que entra a mi casa?”, preguntó, asegurando que tuvo que contratar herreros para cerrar el paso del agua.
Una vieja herida con el Estado
Durante la entrevista, Quirino también reveló que tuvo que batallar en los tribunales por más de 10 años para recuperar una propiedad en Piantini que, según él, su familia intentó proteger mientras él cumplía condena. “Ahora la corte me entregó la propiedad, pero parte del dinero que le debía a ellos se queda en mis manos porque ya me lo hicieron perder”, dijo, refiriéndose a Olivares y al ingeniero involucrado en la transacción.
Críticas directas a políticos y respeto selectivo
Sin tapujos, arremetió contra figuras políticas, especialmente Leonel Fernández, a quien llamó “bandidazo y ladrón”. Sin embargo, se deshizo en elogios hacia el expresidente Hipólito Mejía, a quien calificó como el único político que respeta. “No soy político, ni quiero serlo. El único que vale como hombre político es Hipólito”, afirmó.
Reconoce su pasado pero exige respeto
Con voz firme, Quirino admitió sin rodeos su rol en el narcotráfico: “Fui un capo de los capos, el padre de todos los capos que se mencionan ahí”. A pesar de su historial, dice que nunca fue violento y que ha querido rehacer su vida con dignidad. “No le falto el respeto a los empleados que están haciendo su trabajo. Ellos no tienen la culpa”, concluyó.