Las ventas mundiales de Tesla cayeron 13,5% en el segundo trimestre respecto al mismo periodo del año anterior, en un contexto de creciente competencia y luego del fin de la colaboración de su dueño Elon Musk con el gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump.
El fabricante de vehículos eléctricos registró 384.122 entregas entre abril y junio frente a las 443.956 del mismo periodo de 2024, anunció la compañía el miércoles.
Sin embargo, las acciones de Tesla cerraron en Wall Street con un alza del 4,97%, pues los especialistas anticipaban incluso una peor caída.
«Esto es significativamente mejor de lo que se temía», resaltaron los analistas de Deutsche Bank, que preveían 355.000 entregas.
Las cifras de ventas globales de Tesla demuestran que cada vez hay más actores en el sector de los vehículos eléctricos y el pastel está cada vez más repartido con compañías como BYD, y otras chinas de bajo coste, y los fabricantes tradicionales (GM, Toyota y Volkswagen).
Luego de varios trimestres débiles para China por una mayor competencia en el mercado de vehículos eléctricos, «Tesla experimentó un repunte en junio, con un aumento de las ventas por primera vez en ocho meses», señala Dan Ives, analista de Wedbush, quien define al mercado chino como «el corazón y los pulmones del crecimiento de Tesla».
El activismo político de Musk y su puesto en el gobierno para jibarizar el gobierno federal convirtieron a Tesla en blanco de la ira de los consumidores en forma de boicots, manifestaciones y quema de vehículos.
En los últimos días, Musk ha arreciado su enfrentamiento con el presidente Trump, lo que ha hecho caer las acciones de la compañía.
Musk donó más de 270 millones de dólares a la campaña de Trump en 2024, y recorrió estados clave para el republicano. Tras las elecciones, el presidente le encargó dirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental, una iniciativa destinada a eliminar miles de empleos del gobierno federal.
Pero Musk acabó por distanciarse del republicano por su proyecto de ley de impuestos y gastos porque, según el dueño de X, SpaceX y otras empresas, despilfarra el dinero público.
En una publicación en X, Musk acusó a los partidarios del proyecto de ley de respaldar la «esclavitud de la deuda».
En respuesta, Trump ha amenazado con atacar imperio empresarial de Musk y se negó a descartar la posibilidad de deportar al magnate de nacionalidad estadounidense pero nacido en Sudáfrica.