En un reciente comentario en el programa Almuerzo de Negocios, los comunicadores José Luis Ravelo y Manuel Rivera relataron lo que describieron como una de las experiencias más frustrantes vividas en una plaza comercial de alto nivel: estacionarse en Blue Mall, en Santo Domingo. Lo que debía ser una visita común a una de las plazas más exclusivas del país, terminó convirtiéndose en un recorrido lleno de confusión, incomodidad y, sobre todo, falta de orientación.
Estacionamiento en Remodelación… Pero Sin Información
La primera gran queja de los comunicadores fue la falta de señalización clara en el estacionamiento, actualmente en remodelación. El primer sótano, completamente vacío, no permite aparcar, pero tampoco explica por qué. Solo una cinta amarilla impide el paso, sin ningún tipo de información visible. El caos aumenta al bajar a los niveles inferiores: las rutas han sido modificadas y no existe personal que indique cómo circular correctamente. Solo algunos conos improvisados indican los nuevos sentidos de circulación.
Un Laberinto sin Guías
La situación se complica aún más por la ausencia total de personal que oriente a los conductores. “Estás perdido, tratando de entender qué significan esos conos”, comentó uno de los conductores. La experiencia se volvió un juego de adivinanza incluso para personas acostumbradas a visitar la plaza, ya que las rutas tradicionales fueron cambiadas sin previo aviso ni soporte humano.
Cambio de Sistema de Pago: Más Complicado que Funcional
Otra fuente de frustración fue el nuevo sistema de pago de estacionamiento. Las garitas con personal desaparecieron, reemplazadas por dos únicos puntos de pago automatizados para toda la plaza. A diferencia de otras plazas como Sambil, que tienen múltiples estaciones de pago en cada nivel, Blue Mall exige al usuario recorrer largos trayectos, incluso cambiar de piso, solo para encontrar una máquina donde pagar.
Y como si fuera poco, el precio del parqueo alcanzó los 300 pesos por vehículo. “Nunca había pagado un estacionamiento tan caro en mi vida”, exclamó uno de los participantes.
Una Experiencia Poco Coherente con el Lujo
Los conductores también criticaron la falta de safacones en el área de comida, la incomodidad de caminar por estacionamientos soterrados sin buena iluminación, y la carencia de asistentes visibles que orienten o informen. Todo esto en una plaza que alberga las marcas más exclusivas del país y que debería, según los comentaristas, brindar una experiencia a la altura de su posicionamiento.
“Plazas comerciales que no son de lujo tienen una logística mejor pensada. A Blue Mall eso no le luce”, sentenció uno de los conductores. “¿Qué sentido tiene invertir cientos de millones en una ampliación si al final estás espantando a los clientes?”, agregaron, señalando una clara falta de planificación en la ejecución de los cambios.
Un Llamado Urgente a la Gerencia
La reflexión final fue clara: Blue Mall debe ponerse las pilas. No basta con ofrecer marcas lujosas o una arquitectura impresionante. Si la experiencia del cliente no está a la altura, la remodelación y la inversión pierden valor. El lujo también está en los detalles, en la atención y en facilitar la vida de quienes visitan.
El comentario cerró con una advertencia: otras plazas están mejorando, modernizándose y priorizando al visitante. Si Blue Mall no corrige su rumbo, podría perder el posicionamiento que hasta ahora lo ha definido como la plaza premium de República Dominicana.