Un estudio reciente revela que, aunque las mujeres tienden a experimentar una ira más intensa a medida que envejecen, también desarrollan una mayor habilidad para controlarla y expresarla de forma más saludable.
La investigación, liderada por Nancy Fugate Woods de la Universidad de Washington, analizó datos de 271 mujeres que participaron en el Seattle Midlife Women’s Health Study, un seguimiento que se inició en los años 90. A lo largo de varios años, las participantes completaron cuestionarios sobre sus niveles de ira y hostilidad.
Los resultados mostraron que, aunque la intensidad de la ira aumenta con la edad, la frecuencia con la que las mujeres expresan esta emoción disminuye, al igual que su nivel de hostilidad. Según las autoras, esto refleja una mejora en la regulación emocional que viene con la experiencia y la madurez.
El estudio también apunta a que este cambio podría estar vinculado a un sentido de “generatividad”: el deseo de dejar un impacto positivo en la sociedad y cuidar a las nuevas generaciones, algo común en la mediana edad y la menopausia.
Además, las mujeres parecen utilizar la ira de manera más estratégica y constructiva, aprovechándola para fortalecer relaciones o resolver conflictos, lo que favorece su empoderamiento y autoestima.
La doctora Monica Christmas, experta en salud femenina, resalta que las fluctuaciones hormonales en etapas como el posparto o la perimenopausia pueden afectar el estado de ánimo, por lo que educar y acompañar a las mujeres en estas etapas es fundamental para su bienestar.
Finalmente, los investigadores insisten en la necesidad de seguir explorando cómo manejar la ira a lo largo de la vida para promover una salud emocional más sólida. La Asociación Americana de Psicología recomienda buscar ayuda profesional para aprender a regular esta emoción de manera efectiva.