Una ruptura amorosa es un momento muy difícil para cualquier persona. Esta afecta el estado mental de la misma y dificulta la realización de tareas corrientes.
Estudios y expertos en bienestar laboral destacan cómo las separaciones sentimentales afectan el rendimiento en el trabajo, proponiendo días libres como estrategia de recuperación.
Lo que genera una pregunta interesante: ¿Cuales países han tomado medidas al respecto y han creado licencias ante rupturas amorosas?
El impacto de esta política fue tal que el diputado filipino Lordan Suan propuso al Congreso la «Ley de Recuperación y Resiliencia por Desamor», que busca estandarizar el beneficio en todo el país. Según esta propuesta, los empleados podrían tomar entre uno y tres días libres dependiendo de su edad: un día para menores de 25 años, dos para quienes tengan entre 25 y 35 años, y tres días para los mayores de 36. Cabe destacar que estos días serían no remunerados.
En su presentación, Suan expresó, según El Tiempo: “Los estudios revelan el costo sustancial que las rupturas cobran en las personas, ya que afectan su bienestar emocional y mental, lo que lleva a una menor productividad, ausentismo y legitimidad de la angustia emocional”. Aunque el proyecto sigue en discusión parlamentaria, plantea un respaldo institucional al duelo sentimental dentro del contexto laboral.
Más allá del permiso por desamor, algunas empresas avanzaron hacia políticas de apoyo emocional integral. La agencia filipina IdeaXMachina ofrece un subsidio anual para citas y hasta 3.000 dólares para gastos de boda.
Japón
Japón también ha implementado políticas similares a través de la empresa Hime & Company, que otorga un día libre a empleados menores de 24 años, dos días a quienes tienen entre 25 y 29 años, y tres días para mayores de 30. Mientras tanto, en India, la compañía StockGro permite a sus empleados tomarse hasta una semana libre tras una ruptura, sin necesidad de justificación alguna.
¿Tendrá futuro la licencia alrededor del mundo?
El surgimiento de estas licencias y beneficios no se trata únicamente de una cuestión administrativa. Se enmarca en un movimiento más amplio por reconocer la dimensión emocional del trabajador. Como expresó Ricardo Dublado: “Es un tiempo para procesar lo que ha sucedido, para que las personas puedan regresar al trabajo sin llevar consigo los efectos negativos de la ruptura”.
Filipinas, con su propuesta legislativa en discusión, ha colocado al corazón roto en el centro del debate sobre el bienestar emocional en el empleo, y plantea la pregunta de si el dolor emocional merece el mismo tipo de cuidado institucional que una enfermedad física.