Desde que el sol se oculta, y la noche que inicia su cruel dilema, decenas de indigentes y adictos, la mayoría de hombres con figuras silenciosas, empiezan a disputarse los espacios debajo de los elevados, los duros bancos de acero de los parques o las frías aceras de las calles vacías, donde pernoctarán sintiendo cómo se les esfuma la vida en sueños desechables.
Con sus rostros curtidos de espera y de olvido, estos individuos sin paz ni fortuna, observan la luna en los faroles de cada vehículo que pasa por el lugar. Las calles respiran su historia callada, cual súplica muda, nunca escuchada. Sin embargo la ciudad sigue su rutina diaria sin que los ruegos y las oraciones echen de lado a la miseria que día a día se convierte en su forma de vida.
El artículo de
esde que comienza a caer la noche, decenas de indigentes y adictos empiezan a disputarse los espacios debajo de los elevados del Gran Santo Domingo, como lo muestra la foto tomada esta mañana en la avenida Máximo Gómez con Nicolás de Ovando, en el Distrito Nacional. Allí pernoctan hasta que el sol del nuevo día caliente su piel. El drama de que cientos de personas duermen en aceras y parques crece a diario./Foto Jorge González.El Gran Santo Domingo enfrenta una creciente crisis de indigencia y desamparo entre su población más vulnerable

Entre basura, ratas y alimañas conviven estos seres humanos algunos con demencia, indigentes y adictos que abandonaron o fueron echados del entorno familiar. Otros por el contrario ven en este submundo un lugar más allá, donde las responsabilidades y las reglas propias de la sociedad no existen y sobrevivir es lo único que importa.
Cada día desde que cae la noche son más las personas que se alojan en esos espacios públicos en donde comen, hacen sus necesidades y duermen, en un ciclo que parece interminable, ya que inicia en la noche y termina al salir el sol, para empezar otra vez.
Hay que destacar que no es la primera vez que El Nacional trata el tema de esas personas , que más bien parecen zombies en harapos, sucias y mal olientes, y que generalmente muchos sobreviven en condiciones extremas, con enfermedades físicas y mentales, pero al parecer son solo palabras que van al aire y letras que se pierden en un periódico de ayer.
El vibrante Gran Santo Domingo exhibe una cruda realidad de indigencia que parece agravarse con el paso del tiempo, sin que las autoridades municipales o el Gobierno central presenten respuestas efectivas. Razón por la cual aquí donde habita el olvido, y el mal se acrecienta, como un río sin fin, la esperanza de estos hombres se rompe bajo la dignidad del hambre.
Se requiere un plan integral urgente para abordar la crisis social y ofrecer ayuda humanitaria

Aunque el problema no es nuevo, su magnitud actual resulta cada vez más indignante. Ver estos hombres de diversas edades, algunos visiblemente afectados por condiciones de salud o adicciones, refugio buscar en cualquier espacio disponible, desprotegidos de las inclemencias del tiempo y expuestos a la inseguridad.
Las autoridades ignoran la gravedad del problema, dejando a los indigentes a su suerte en la calle.
Ciudadanos y transeúntes son testigos constantes de esta situación. “Es triste ver cómo hay personas que no tienen un lugar donde pasar la noche”, dice María Ortiz, residente en Cristo Rey. «Uno pasa y los ve ahí, durmiendo entre la basura o sobre cartones. ¿Dónde están las ayudas? ¿Por qué nadie hace nada?», se preguntan con frustración otros peatones.
La falta de albergues adecuados y programas de reinserción social se hace evidente. A pesar de los discursos y promesas de bienestar social, de los distintos Gobiernos en los últimos 20 años, la realidad en las calles desmiente cualquier intento de maquillar la situación.
Los gobiernos locales del Gran Santo Domingo y las instituciones gubernamentales encargadas de la política social parecen haber abandonado a su suerte a esta población vulnerable, que sigue creciendo ante la mirada indiferente de quienes deberían ofrecer soluciones.
¿Qué hacer?
Es imperativo que tanto las autoridades municipales como el Gobierno central dejen de ignorar esta lacerante realidad. Se requiere un plan integral que incluya la creación de albergues dignos, programas de atención médica y psicológica, asistencia para la rehabilitación de adicciones y oportunidades de reinserción laboral.
La dignidad de estas personas y el bienestar de la sociedad dependen de una acción inmediata y coordinada. La inacción ya no es una opción.
Lugares
Los elevados de las avenidas Máximo Gómez con Nicolás de Ovando y Paseo de Los Reyes Católicos; Los parques: Enriquillo, Braulio Álvarez, Los Minas, Los Billeteros, Alma Rosa, de Villa Duarte, Ramón Matías Mella, en Villa Mella entre otros son alguno de los lugares más utilizados para pasar la noche.