Amaury Mo 
Este viernes primero de agosto, en medio del análisis económico y la predicción de un mes lleno de reactivación comercial, el programa “Almuerzo de Negocios” dedicó un espacio cargado de nostalgia y reflexión al icónico restaurante Besubio del Malecón de Santo Domingo, que tras casi una década cerrado, finalmente comenzó a ser demolido.
A pesar de que el Besubio cesó operaciones en 2016, y el llamado Besubito también desapareció hace unos 7 años, fue ahora —al ver las máquinas destruyendo el edificio— cuando muchos han reaccionado con melancolía, inundando las redes con recuerdos y lamentos. «Hace 10 años que no existe, pero ahora que están demoliendo el local es que a muchos les duele», comentó José Luis Rabelo durante el programa.
Besubio fue, sin lugar a dudas, uno de los restaurantes de mayor prestigio en República Dominicana. Fundado en 1954, operó durante más de 60 años, convirtiéndose en un símbolo de elegancia y alta cocina en el país. Sin embargo, como bien destacaron los conductores, todo producto y negocio tiene un ciclo de vida, y el de Besubio llegó a su fin por múltiples factores: cambios en el mercado, transformaciones urbanas y falta de adaptación a nuevas realidades comerciales.
El principal argumento discutido fue la decadencia del Malecón como zona comercial. “El Malecón se murió”, sentenció Rabelo, agregando que las inversiones actuales solo encarecen el metro cuadrado, haciendo insostenible operar negocios ahí. A esto se suma el cambio generacional en el público objetivo, y la falta de estrategia de marketing por parte de muchos restaurantes tradicionales.
La conversación también tocó otros íconos de la gastronomía dominicana que han cerrado o que aún se mantienen con gloria, como Cheresade (cerrado en 2018 tras 25 años), el Cantábrico, Don Pepe, Vizcaya (fundado en 1955), El Gallego, El Mesón de la Cava (1967), el Boga Boga (1978), y El Pez Dorado en Santiago (1964). Restaurantes que han sabido adaptarse o que simplemente han sobrevivido al paso del tiempo gracias a generaciones comprometidas y una clientela fiel.
Curiosamente, el único restaurante que ha logrado renovar el malecón con éxito ha sido Adrian Tropical, aunque los conductores lo catalogaron como un híbrido entre restaurante tradicional y comida rápida, más adaptado a turistas y dominicanos que regresan del exterior.
Finalmente, se planteó la hipótesis de que Besubio pudo haber sobrevivido si se hubiese trasladado al centro de la ciudad, como otros negocios lo han hecho. Pero también se especuló sobre un posible acuerdo entre propietarios del Besubio y el Besubito para no competir entre sí, lo que pudo haber retrasado cualquier reinvención del negocio.
«Se cumplió su ciclo», concluyeron, resaltando que ni el prestigio ni la historia bastan si no se actualizan las estrategias comerciales y se conecta con nuevas generaciones.
En un país con una gastronomía tan rica como la dominicana, la lección queda clara: la nostalgia no paga renta, y el éxito del pasado no garantiza la permanencia sin evolución.
