
Los Angeles, Estados Unidos. Una comisión judicial estadounidense le negó el viernes la libertad condicional a Joseph Lyle Menéndez, un día después de que a su hermano Erik también le ordenaran permanecer en prisión por el asesinato de sus padres hace más de tres décadas, en uno de los crímenes más mediáticos de la historia de este país.
A Lyle, de 57 años, se le negó la libertad condicional porque no convenció al panel de que ya no es una amenaza pública.
Julie Garland, miembro la junta de libertad condicional que revisó el caso, consideró que Lyle aún representa un riesgo para la comunidad pero lo instó a no perder la esperanza porque la negativa «no es el final».
Los hermanos podrán pedir una reevaluación de sus casos dentro de tres años.
«Mi mamá y mi papá no tenían que morir ese día,» dijo un emotivo Lyle a la junta, y explicó que la decisión de matar a sus padres fue únicamente suya y no responsabilidad de su «hermanito». «Lo siento mucho por todos, y lo lamentaré por siempre,» añadió en sus comentarios finales al panel.
El resultado de la audiencia es el último golpe a un movimiento surgido en internet que exige la liberación de los hermanos y que en los últimos años ha crecido con el apoyo de sus familiares y hasta de celebridades como Kim Kardashian.
Con una primera sentencia a cadena perpetua sin posibilidad de reducción de la pena por haber matado a sus padres con escopetas en su lujosa mansión de Beverly Hills, los hermanos Menéndez se cuentan entre los detenidos con mayor visibilidad mediática de Estados Unidos.
Su juicio en los años 90 fue uno de los más vistos en la televisión estadounidense y su historia volvió a estar bajo los reflectores con la exitosa serie de Netflix «Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez».
Los hermanos conquistaron una importante victoria legal en mayo cuando la justicia estadounidense alivió los términos de su sentencia. Esto les dio derecho a pedir la libertad condicional en caso de demostrar que se arrepentían y que no representaban un peligro para la sociedad.
– Audiencia de 11 horas –
La audiencia del viernes se produjo poco más de 36 años después del asesinato de sus padres Jose y Kitty Menéndez, en lo que los fiscales alegaron fue un intento cínico de sus hijos por hacerse de la fortuna familiar.
Erik y Lyle dispararon cinco veces a Jose Menéndez con escopetas. Su madre, Kitty, murió por un disparo mientras intentaba desesperadamente alejarse de sus asesinos.
Inicialmente intentaron armar una coartada y le atribuyeron el brutal homicidio a la mafia.
Erik, en la época con 18 años, confesó los homicidios en una sesión con su psicoterapeuta.
Los hermanos alegaron haber actuado en defensa propia después de años de abuso emocional y sexual por parte de un padre tiránico.
Los cambios en las normas sociales durante las últimas tres décadas y una mayor conciencia sobre el abuso sexual a menores ayudaron a mejorar la imagen de los dos hombres.
La audiencia del viernes, que fue a puerta cerrada y se llevó a cabo por videoconferencia desde la prisión donde están encarcelados los hermanos en San Diego (California), duró 11 horas y se realizó por separado de la vista del jueves para su hermano Erik, de 54 años.
Los miembros de la comisión judicial cuestionaron las actuaciones de Lyle y señalaron que rompió las reglas carcelarias con el uso de teléfonos móviles. También afirmaron que existe una evaluación psicológica que lo describe como un manipulador que rehúsa aceptar las consecuencias de sus actos.
«Usted parece adoptar diferentes caras en diferentes momentos», le reprochó Patrick Reardon, uno de los miembros del panel.
Las audiencias de libertad condicional fueron posibles luego de que un juez volvió a sentenciarlos este año, reduciendo su castigo original de cadena perpetua completa a uno de 50 años.