
Con apenas 48 años, Yadira Marmolejos carga sobre sus hombros un peso que va más allá de las más de 400 libras que su cuerpo soporta. Desde hace casi dos décadas padece obesidad, una condición que le impide valerse por sí misma y que hoy la mantiene al borde de la desesperanza.
Hasta hace tres meses, su madre era quien la cuidaba, pero falleció por complicaciones de salud. Desde entonces, Yadira se enfrenta sola el día a día, con la única ayuda de una vecina solidaria que la apoya para bañarse, darle sus medicamentos y ayudarla a comer.
La historia de Yadira es una llamada a la solidaridad. Ella necesita de manos amigas que le permitan acceder al procedimiento médico que podría devolverle la esperanza y la oportunidad de vivir con dignidad.
«La vida de un enfermo es muy difícil. No todo el mundo tiene esa empatía para ayudar, pero siempre he tenido a Dios en mi corazón. A pesar de todo lo que he pasado, Él me mantiene viva», expresó con lágrimas en los ojos.
De acuerdo a El Nuevo Diario, Yadira asegura no padecer de diabetes, hipertensión ni problemas cardíacos; su único problema es el sobrepeso. Sin embargo, ya su salud se ha visto seriamente comprometida: estuvo más de cuatro meses interna en el Hospital Moscoso Puello, donde estuvo a punto de perder las piernas a causa de úlceras severas.
“Se me fue toda la piel de las dos piernas, se me veían las venas y los tendones. Querían cortármelas, pero un médico se hizo responsable y me salvó”, narró entre sollozos.
Aunque logró superar esa crisis, cayó en depresión, convencida de que su vida no tenía sentido. Hoy, sigue luchando contra úlceras recurrentes, bajo tratamiento constante.
Vive con su padre de 78 años, recién operado, mientras que sus dos hermanos se dedican al transporte en la zona franca. La mayor parte del tiempo está sola, lo que agrava su sentimiento de abandono.
Los médicos le han recomendado someterse a una cirugía bariátrica, única alternativa para recuperar su movilidad y frenar el deterioro de sus piernas. Antes de la operación, debe colocarse un balón gástrico, procedimiento que requiere recursos económicos que ella no posee.
«El doctor García, en Arroyo Hondo, me hizo una carta pidiendo ayuda, porque primero necesito el balón y luego la cirugía. Yo sola no puedo», explicó con voz entrecortada.
La historia de Yadira no es solo un testimonio de dolor, sino también un llamado urgente a la solidaridad. Ella necesita de manos amigas que le permitan acceder al tratamiento médico que podría devolverle la esperanza y la oportunidad de vivir con dignidad.
Quienes deseen tenderle la mano pueden contactarla al 829-280-5305.