
Imagen por Freepik
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, responsables de casi 20 millones de fallecimientos cada año. Sin embargo, especialistas aseguran que la mayoría de los factores de riesgo pueden prevenirse o controlarse.
La epidemióloga Nour Makarem, de la Universidad de Columbia, explicó que incluso quienes tienen antecedentes familiares o predisposición genética pueden reducir su riesgo de infarto o derrame cerebral más de un 50 % adoptando hábitos saludables.
El “asesino silencioso”: la hipertensión
El estrechamiento de las arterias suele desarrollarse durante años hasta provocar un evento cardíaco. La hipertensión arterial es el factor de riesgo más común y peligroso, porque no presenta síntomas y solo puede detectarse con chequeos médicos.
Factores que más influyen en la salud del corazón
-
Presión arterial controlada mediante monitoreo y, si es necesario, tratamiento médico.
-
Alimentación saludable, preferiblemente con frutas, verduras, granos integrales y menos ultraprocesados.
-
Actividad física regular, al menos 150 minutos a la semana.
-
No fumar ni vapear.
-
Dormir bien: entre 7 y 8 horas diarias con horarios regulares.
-
Control del colesterol y la glucosa.
-
Mantener un peso saludable.
El papel del sueño y los ritmos circadianos
Dormir poco o de manera irregular puede duplicar el riesgo de enfermedad cardíaca, un impacto comparable al del tabaquismo. Mantener horarios estables de sueño, alimentación y actividad física mejora la salud cardiovascular y metabólica.
Más años de vida saludable
Los estudios citados por Makarem señalan que mejorar los hábitos puede añadir hasta diez años de vida libre de enfermedades crónicas y ralentizar el envejecimiento biológico.
En conclusión, no existe un destino genético inevitable: con chequeos regulares y cambios sostenidos en el estilo de vida, cualquier persona puede reducir significativamente su riesgo y proteger su corazón.
Imagen por Freepik