
Moradores del residencial Ciudad Real II , uno de los complejos cerrados más grandes del Distrito Nacional, han realizado varias noches de cacerolazos en rechazo a las prolongadas tandas de apagones que afectan a la comunidad.
El malestar se ha hecho evidente: se escuchan niños, mujeres y hombres de todas las edades golpeando ollas y sartenes para exigir el restablecimiento del servicio eléctrico.
La situación ha obligado a muchos vecinos a refugiarse en sus vehículos para escapar del calor sofocante, mientras otros recurren nuevamente a velas y lámparas, después de años disfrutando de electricidad las 24 horas.
Los parques y áreas comunes del residencial permanecen totalmente oscuros, lo que incrementa la sensación de inseguridad.
“Estamos cansados, pagamos por un servicio estable y ahora vivimos como hace 20 años ”, expresó uno de los residentes que participaba en la protesta .
Una ciudad cerrada
Ciudad Real II abarca 2,8 kilómetros de extensión, distribuidos en 19 manzanas y un condominio, con edificios de tres y cuatro niveles que agrupan cientos de apartamentos.
Su tamaño y organización lo convierten en una de las comunidades cerradas más relevantes de la capital, lo que resalta la magnitud del problema.