
Santo Domingo. Una serie de eventos turbulentos ha sacudido la dirección de comunicaciones del Ministerio de Cultura, generando acusaciones de maltrato laboral y una aparente destitución arbitraria del director de Comunicaciones, Julio Caraballo. La situación pone en entredicho el liderazgo del ministro Robertico Salcedo, quien es señalado por un presunto clima de descontento y abuso en la institución.
Según fuentes internas, el pasado 25 de febrero, Julio Caraballo fue nombrado director de Comunicaciones del Ministerio de Cultura. Su designación se produjo después de que, supuestamente, varios candidatos se negaran a asumir el cargo, un puesto que quedó vacante por un tiempo considerable tras la salida de Bárbaro Batista, el anterior director de comunicaciones de Salcedo en el programa PROPEEP.
La salida de Batista y el resto de su equipo de PROPEEP habría sido un «alivio» para ellos, pues prefirieron quedarse en la antigua institución antes que seguir al ministro. Solo un miembro, conocido como «Reconocido», acompañó a Salcedo a su nueva gestión.
Un equipo de comunicaciones en crisis
La llegada de Caraballo al Ministerio de Cultura coincidió con un profundo descontento entre los empleados, quienes, según los testimonios, se sentían maltratados por el ministro Salcedo. Los trabajadores denunciaron jornadas laborales extenuantes, incluyendo viajes de fin de semana sin pago de dietas, y la falta de atención por parte de las autoridades.
Apenas unos días después de su nombramiento, la situación estalló: al menos cuatro fotógrafos y camarógrafos, dos especialistas en redes sociales, una periodista, un diseñador gráfico y una asistente administrativa presentaron su renuncia, alegando maltrato, desatención y un ambiente de trabajo insostenible.
El presunto «serrucho» y la destitución de Caraballo
La crisis se agudizó con la intervención de Alex Barrios, un asesor de Salcedo, y María Camarilla, supuesta experta en redes sociales. Según la denuncia, Barrios, quien también asesora a la Presidencia y a Homero Figueroa, se sintió «incómodo» cuando Caraballo escuchó las quejas del personal e intentó corregir los problemas internamente.
El conflicto escaló hasta que Barrios y Camarilla, en lo que se describe como un «serrucho», orquestaron un plan para destituir a Caraballo. Para lograrlo, habrían buscado a Ariel Manzanillo, quien fue nombrado como el nuevo director de Comunicaciones. El objetivo, según las fuentes, era maniatar y controlar la comunicación del ministerio, evitando cualquier contacto directo de Caraballo con el ministro Salcedo.
Manzanillo, al parecer, contribuyó a la campaña para obtener el puesto.
Falta de respeto y un final abrupto
La destitución de Julio Caraballo se manejó de una manera poco profesional, según los informes. El ministro Salcedo no tuvo la «delicadeza» de llamarlo personalmente para notificarle la decisión, sino que envió a un empleado de menor jerarquía. Caraballo, por su parte, ha mantenido un perfil bajo y discreto sobre lo ocurrido.
En la presentación de Ariel Manzanillo, el asesor Alex Barrios habría declarado que con el nuevo director «sí se iba a lograr el objetivo» y que el equipo no se «dividiría», una declaración que resulta paradójica si se considera que Caraballo, en su anterior puesto en Migración, mantuvo a su equipo unido a pesar de las dificultades.
Las fuentes señalan que el ministro Robertico Salcedo permitió y aprobó el «serrucho» en contra de Julio Caraballo, dejando en evidencia un ambiente de inestabilidad y falta de respeto hacia sus subalternos.