
El mundo actual está cada vez más interconectado. La tecnología, la inteligencia artificial y el auge de las redes sociales han transformado la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. La pandemia del Covid-19 aceleró ese cambio: impulsó la educación virtual, el teletrabajo, el comercio electrónico y hasta los servicios públicos en línea.
Pero junto con los avances llegaron nuevos riesgos. Los ciberdelitos se dispararon durante los años de confinamiento y hoy, en la etapa post-pandemia, siguen en aumento. De hecho, las modalidades delictivas son cada vez más sofisticadas, con criminales que incluso utilizan inteligencia artificial para suplantar voces o identidades digitales.
Crecimiento de los delitos informáticos
Entre 2020 y 2021, la Policía Nacional registró más de 36,000 denuncias de delitos informáticos, un 83 % más que en 2019. Durante el confinamiento, en abril de 2020, el crecimiento llegó al 129 %.
Ya en 2025, los fraudes digitales no solo persisten, sino que se han diversificado. Casos recientes revelan cómo redes criminales utilizan call centers clandestinos y acceso ilegal a bases de datos bancarias para robar información sensible y estafar a miles de personas.
Modalidades más comunes: phishing y vishing
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Phishing: correos electrónicos o enlaces en redes sociales que redirigen a páginas falsas de bancos. Allí, los delincuentes capturan usuarios y contraseñas para vaciar cuentas o incluso solicitar préstamos a nombre de la víctima.
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Vishing: llamadas o mensajes de voz donde los criminales se hacen pasar por empleados de bancos, logrando que las víctimas entreguen información confidencial como números de tarjetas o códigos de seguridad.
En un operativo reciente en Barranquilla y Medellín, la Policía desmanteló una red que afectó a más de 1,100 personas, con pérdidas superiores a 2,100 millones de pesos.
La respuesta de las autoridades
La Policía Nacional trabaja en conjunto con Interpol, dado que los ciberdelitos no tienen fronteras: un ataque puede originarse en cualquier parte del mundo. Las recomendaciones clave incluyen:
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Verificar siempre las direcciones web y desconfiar de sitios con URLs sospechosas.
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No abrir enlaces ni archivos adjuntos de remitentes desconocidos.
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Desconfiar de correos no solicitados o con mensajes urgentes.
El impacto económico del ciberdelito
Según Bancolombia, el costo promedio de una violación de datos supera los 4.4 millones de dólares. Además, el 90 % de los ataques de seguridad se originan en campañas de phishing, y en el 95 % de los casos el error humano es el factor determinante.
En 2024, el Centro Cibernético de la Policía Nacional recibió más de 77,000 denuncias de delitos informáticos, con Bogotá, Medellín y Cali entre las ciudades más afectadas.
Extorsión digital e inteligencia artificial
El uso de inteligencia artificial también ha potenciado delitos como la extorsión digital. Con técnicas de clonación de voz, imágenes o videos, los delincuentes logran suplantar a familiares o conocidos de la víctima para exigir dinero bajo amenazas.
De acuerdo con la Dirección Antisecuestro y Antiextorsión de la Policía, esta modalidad ha crecido un 56 % en los últimos años, aprovechando vacíos normativos y fallas en la capacitación en ciberseguridad.
“Con la IA los delincuentes están replicando voces, imágenes y movimientos para engañar a las personas. La suplantación digital se ha convertido en una herramienta de presión para extorsionar y obtener beneficios económicos”, advirtió el coronel Edgar Correa Tobón.
En conclusión
La digitalización ha traído avances indiscutibles, pero también desafíos de seguridad cada vez mayores. En este escenario, la prevención y la educación digital son la primera línea de defensa. Mantener los sistemas actualizados, desconfiar de enlaces sospechosos y conocer las modalidades de fraude puede marcar la diferencia entre ser víctima o mantenerse protegido.