
En un nuevo episodio del Dinero Podcast, Jairon Severino y Esteban Delgado conversaron sobre un tema que invita a la reflexión: la relación entre bienestar, felicidad y las condiciones sociales en distintos países del mundo.
Delgado comenzó comentando sobre la percepción del orden en los países: “En algunos aspectos sí, en otros no”, dijo. Y aunque existe la idea de que ciertos países nórdicos y Japón funcionan de manera impecable, con servicios públicos eficientes, seguridad y estabilidad, no necesariamente sus habitantes alcanzan la felicidad plena.
Severino explicó que la diferencia crucial radica entre bienestar pleno y felicidad plena. Mientras que en países con alto bienestar la gente tiene sus necesidades resueltas, esto no asegura que sean felices. Al contrario, la falta de retos y desafíos puede generar estrés negativo, depresión e incluso aumento de la tasa de suicidios. “Siempre es bueno tener un motivo para levantarte de la cama, algo que resolver, un propósito en la vida”, enfatizó.
Por otro lado, República Dominicana, pese a sus problemas de desigualdad, limitaciones y situaciones de inseguridad, aparece entre los países más felices según algunos rankings. Según Delgado, esto se debe a que los problemas, dentro de un marco de democracia y oportunidades, motivan a las personas a actuar, buscar soluciones y celebrar los pequeños logros: “Un país que está bien, pero con problemas, hace que la gente se mantenga activa”, comentó.
El episodio también abordó la desigualdad social y su efecto en la motivación: aunque no es deseable, la existencia de limitaciones económicas y sociales impulsa a muchos a esforzarse para progresar, ya sea mediante trabajo duro o emprendimientos. En cambio, en países donde todo está resuelto, la vida puede volverse monótona y la necesidad de superación disminuye.
Otro punto destacado fue el alto costo de la vivienda en sociedades con bienestar pleno. Aunque hay seguridad y servicios eficientes, quienes buscan propiedades de lujo deben pagar precios elevados, un reflejo de la diferencia entre necesidades básicas y deseos de superación.
Finalmente, los anfitriones coincidieron en que la felicidad no depende del dinero ni del bienestar absoluto, sino de la percepción de propósito y de los retos que enfrentamos en la vida. Caminar hacia el bienestar pleno sigue siendo una meta deseable para cualquier sociedad, pero la felicidad dependerá de cómo cada individuo se relacione con su entorno y sus propios desafíos.
El episodio cerró con un mensaje claro: los problemas y limitaciones, aunque incómodos, son parte de lo que nos mantiene vivos y motivados.