
Antonio Jiménez López había aprendido a vivir entre varios lugares. Nació en Albox, Almería, pero se hizo adulto en el municipio sevillano de Dos Hermanas, donde levantó varios negocios, cerró otros, y construyó junto a su segunda mujer, Patria Eridania, un vivero que con los años dejó de ser sólo plantas para convertirse en el símbolo de bodas, hoteles, inauguraciones.
Con Patria Eridania viajaba a la República Dominicana habitualmente, más concretamente a la provincia de Monte Cristi, en el norte del país, de donde ella es originaria. Esta vez fue la última. El domingo, en un camino rural y sin asfaltar de Hatillo Palma, de la misma provincia dominicana ya mencionada, lo encontraron muerto dentro de su vehículo.
La escena fue silenciosa y precisa: un Bestune T55 detenido a un lado, el cinturón de seguridad abrochado, la cabeza vencida y un disparo. En el interior, junto al cuerpo, se encontraron su cartera, con DNI y pasaporte españoles, según ha podido confirmar diario EL ESPAÑOL.
No había señales de arrastre ni de que lo hubieran trasladado a la fuerza; no estaba en el maletero, como difundieron algunos medios en principio, sino en el mismo asiento del conductor. Llevaba el cinturón de seguridad puesto y el pie seguía accionando el pedal del freno.
Llevaba horas allí cuando unos vecinos dieron la alerta. La Dirección Central de Investigaciones Criminales (DICRIM) y la Fiscalía dominicana abrieron diligencias. El cadáver fue trasladado al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) de Santiago para la autopsia. En España, la noticia circuló con un rótulo casi inmediato —asesinato—, pero en la isla la palabra que primero apareció fue otra y más áspera: suicidio.
Hipótesis incómoda
Fuentes consultadas por el periódico EL ESPAÑOL confirman que esa posibilidad está encima de la mesa de los investigadores. No hay conclusiones, no hay cierres, no hay una cinta que clausure la historia: hay, por ahora, una línea de trabajo que contempla que Antonio se quitara la vida dentro del vehículo.
También, de forma simultánea, se analiza la eventual intervención de terceros. La verdad, como casi siempre, queda en suspenso hasta que la autopsia, los residuos, las trayectorias y la pólvora digan su parte. En cualquier caso, no se encontraron impactos de bala en la carrocería o en la luna del vehículo, según confirman las mismas fuentes, lo que descarta una escena violenta por alcance.
Lo cierto es que la cronología juega a favor del enigma. Nadie vio nada en las horas previas, nadie escuchó una discusión, ningún testigo ha aportado aún una pieza que explique por qué un hombre que había volado con su mujer y una hija que ambos tenían en común estaba solo, en mitad de un camino, con el cinturón abrochado y un disparo en la cabeza.
En Albox, la noticia cayó como una piedra en un pozo viejo. La familia —los Jiménez— prefiere callar. «Estamos destrozados, no sabemos qué ha podido pasar», dice una sobrina a EL ESPAÑOL. Hay perplejidad, el tipo de perplejidad desarmada que deja un teléfono cuando suena fuera de hora.
Patria Garden
La vida de Antonio en Dos Hermanas se mide bien si se entra por la puerta del vivero. De Nazagarden a Patria Garden. El cambio de nombre selló también la biografía. Patria, dominicana, dio su nombre a la empresa y, según el registro mercantil, figuró siempre como propietaria al cien por cien.
Los empleados —cuentan— respondían ante ella. En las fotos públicas, Patria aparece arreglando centros florales, enseñando montajes, orgullosa de su trabajo.
Ese vivero fue un patio con vocación de paisaje: plantas y flores primero; luego, decoración para hoteles, restaurantes, bloques de pisos; más tarde, eventos. La escena era conocida en el municipio: camionetas con ramas, cintas, plataformas; flores que salían al amanecer para bodas donde nadie pensaría en quién las puso. Antonio, de carácter reservado, tenía fama de cumplidor.
Además del negocio de las plantas, Antonio también alquilaba algún piso que tenía en propiedad en Dos Hermanas. Nada fuera de registro. Nada que, a simple vista, encendiera una luz roja. Rutinas de provincia: trabajo, encargos, facturas, el papel administrativo que todo lo explica y casi nada cuenta.
Salas de baile
La pareja frecuentaba salas de baile latinas en Dos Hermanas. Hay amigos que, consultados para este reportaje, los recuerdan así: ella con una sonrisa ancha; él acompañando, aprendiendo pasos, dejándose llevar por la música.
En esas madrugadas de salsa y bachata se armó también una comunidad que hoy masculla la noticia como si se tratara de un rumor difícil de creer. Nadie tiene una teoría.
Con Patria, Antonio tiene un hijo adolescente, presente físicamente ahora mismo también en la República Dominicana. De su matrimonio anterior, otras dos hijas, ya mayores, residentes en Sevilla.
Mientras tanto, el coche permanece bajo custodia. Un Bestune T55: SUV compacto chino, inmóvil como una foto. En vídeos compartidos por medios de comunicación locales los agentes policiales hablan en bajo. Las cintas delimitan un rectángulo de tierra. Hasta que aparece el cuerpo de Antonio en escena.
La precisión de la escena importa: cinturón puesto, pie en el pedal, disparo, documentación española, las llaves. Son datos fríos que, sin embargo, ordenan un relato. La ausencia de lucha, el estado del vehículo, la inexistencia de un traslado al maletero —esa falsa pista que circuló— y el tiempo transcurrido antes del hallazgo.
Todo suma o resta en una ecuación que el forense deberá despejar. Los investigadores trabajan con tiempos y ángulos. Restos en las manos, residuos en el interior, trayectoria del proyectil, posición del asiento, huellas.
«Nada de lo que define una muerte así se decide en caliente. Se decide con la ciencia, que tarda, y con la prudencia, que desespera», explican fuentes oficiales. En España, sin embargo, el runrún mediático empuja a escoger una palabra —asesinato, suicidio— como si al hacerlo se domara el espanto.
El hombre
Quienes lo conocían lo describen entregado al trabajo. Reservado. De esos que no hacen ruido, que calculan los costes de un arco floral como quien recita una oración. En la empresa, la que hablaba de cara al público era Patria.
El domingo por la mañana, cuando el vehículo llamó la atención de los vecinos, ya era tarde para cualquier auxilio. El cuerpo, aseguran, llevaba varias horas dentro. Después, la secuencia conocida: aviso, patrulla, forenses, levantamiento, traslado al INACIF, apertura de la investigación. Un manual.