
This is a Hubble Space telescope image of the interstellar comet 3I/ATLAS. Hubble photographed the comet on 21 July 21 2025, when the comet was 365 million kilometres from Earth. Hubble shows that the comet has a teardrop-shaped cocoon of dust coming off its solid, icy nucleus. Because Hubble was tracking the comet moving along a hyperbolic trajectory, the stationary background stars are streaked in the exposure. [Image description: At the center of the image is a comet that appears as a teardrop-shaped bluish cocoon of dust coming off the comet’s solid, icy nucleus and seen against a black background. The comet appears to be heading to the bottom left corner of the image. About a dozen short, light blue diagonal streaks are seen scattered across the image, which are from background stars that appeared to move during the exposure because the telescope was tracking the moving comet.]
Un equipo de astrónomos ha reavivado el debate sobre vida inteligente en el universo tras sugerir que el objeto 3I/ATLAS, detectado en julio de 2025, podría no ser un cometa común, sino un artefacto tecnológico.
El cuerpo celeste, de un tamaño similar al de Manhattan, fue identificado por la NASA mientras atravesaba el sistema solar. Desde entonces, el astrofísico de Harvard Avi Loeb y su equipo han seguido de cerca su trayectoria y comportamiento. Según sus cálculos, el núcleo del objeto tendría más de 3 millas de diámetro y un peso que superaría los 33 mil millones de toneladas, lo que lo hace mucho más imponente que sus predecesores interestelares ?Oumuamua y 2I/Borisov.
Un visitante extraño
Loeb destaca que debería haberse detectado una gran cantidad de cuerpos más pequeños antes de encontrar uno de tales dimensiones, lo que refuerza la hipótesis de que no se trata de un fenómeno natural común.
Además, la trayectoria del 3I/ATLAS ha despertado dudas: su aceleración no se explica solo por la gravedad y sus acercamientos a planetas como Venus, Marte y Júpiter han sido considerados inusuales. Durante el fin de semana llegó a estar a 2,68 millones de kilómetros de Marte.
Aunque no representa un peligro inmediato para la Tierra, su inclinación retrógrada (en sentido contrario a la mayoría de cuerpos del sistema solar) podría facilitar un eventual acercamiento a nuestro planeta.
¿Sonda extraterrestre?
En un artículo reciente, Loeb y sus colegas plantean que el objeto podría ser una sonda enviada para obtener información estratégica sobre los planetas del sistema solar, con dos posibles escenarios: una misión inofensiva o con fines hostiles.
Su composición, basada en dióxido de carbono, no descarta un origen artificial y su recorrido podría obedecer a un plan de reconocimiento. De confirmarse, sería la primera evidencia de tecnología extraterrestre en las cercanías de la Tierra.