
En Quantico, Virginia, Donald Trump y su secretario de Defensa, Pete Hegseth, se reunieron con mandos militares de todo el mundo, donde anunciaron una serie de medidas que marcarían un giro en la cultura de las Fuerzas Armadas estadounidenses.
Intervención de Trump
El presidente aseguró que respaldará plenamente a los militares, pero advirtió que tomará decisiones inmediatas si no está conforme con la actitud de algún mando:
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“Si no me gusta alguien, lo despediré en el acto”.
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“Si no les gusta lo que digo, pueden irse. Ahí se va su rango y su futuro”.
Trump insistió en que EE. UU. enfrenta una “invasión interna” comparable a una amenaza extranjera y prometió apoyo total al ejército: “Estamos juntos en esto. Como presidente, los apoyo al 100 %”.
El mensaje de Hegseth
Por su parte, Hegseth declaró que la única misión del Departamento de Guerra será “prepararse para la guerra y ganar”, remarcando que no buscan conflictos, sino preservar la paz mediante la fuerza.
El secretario también criticó la falta de disciplina física entre algunos altos mandos:
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“Es inaceptable ver generales y almirantes gordos en los pasillos del Pentágono. Si yo puedo entrenar de forma rigurosa, cualquier miembro de la fuerza también puede hacerlo”.
Fin de la agenda “wok” en el ejército
Hegseth fue tajante respecto a las políticas internas que, según él, debilitaban la institución:
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“No más meses de identidad, oficinas de DEI, ni culto al cambio climático”.
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“Hemos terminado con esa cultura de división y distracción”.
Ambos coincidieron en que cualquier militar que no se alinee con la nueva visión podría ser removido de su cargo.